El pastor evangélico Philiph (abuelo) y Celestine Obiora, padre de los niños, este jueves en Palma. | Pere Bota

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Celestine Obiora, padre de los tres niños de once, diez y cinco años que pasaron más de un día junto al cadáver de su madre en Son Rullán, lucha por recuperar de nuevo la custodia de sus hijos.

«Llegué el viernes desde Alemania donde estaba trabajando. Yo enviaba dinero para que a mis hijos no les faltara de nada. Quiero que quede muy claro que yo jamás he abandonado a mis hijos y que lucharé hasta el final para poder recuperarlos», señaló Celestine.

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El abuelo de los niños está al frente de una de las más importantes iglesias evangélicas de la barriada de Son Gotleu. El padre Philiph es una persona muy querida y respetada entre la comunidad nigeriana y ahora lucha junto a su hijo para recuperar a los pequeños.

«El departamento de Menores del Consell de Mallorca (IMAS) no me deja ver a mis hijos. No hay derecho. Llegué el viernes y desde entonces aún no he podido abrazar a mis niños», apunta Obiora. Por su parte, el pastor no duda en defender la inocencia de su hijo y puntualiza que la madre era muy protectora y que tenía a los niños aislados. Yo vivo en Mallorca y no me dejaba ver a mis nietos».