La madre de Juan Fernández muestra una fotografía suya. | Alejandro Sepúlveda

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Las autoridades de la prisión de Ribeirinha han castigado al mallorquín preso en Cabo Verde. Juan Fernández Bustos ha sido trasladado al módulo de aislamiento. 24 horas aislado, sin contacto con el resto de la población reclusa. El mallorquín inició una huelga de hambre el miércoles pasado para protestar por su proceso judicial. Fue condenado en 2014 por narcotráfico, blanqueo de capitales y pertenencia a banda organizada. El mallorquín asegura que es inocente y que su juicio estuvo lleno de «errores».

Juan Fernández envió una carta a sus familiares a principios de esta semana. «Me han trasladado a la zona de aislamiento. No tengo acceso a mis documentos ni a mis revistas. Solamente un libro, exactamente igual que cuando entré en la prisión hace más de dos años. Tampoco me autorizan el acceso a la televisión ni a la radio», explica el hombre en la misiva. El preso asegura que su estado de salud es bueno, aunque sufre leves dolores de cabeza.

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Está previsto que el cónsul de la embajada española en Cabo Verde visite este miércoles al mallorquín y a su compañero canario Carlos Alemán Ortega, también condenado por los mismos delitos.

La madre de Juan Fernández, Mercedes Bustos, se reunió este martes con la delegada del Gobierno, Maria Salom, para pedir ayuda. «Estamos muy apenados, esto es terrible», cuenta la madre del reo. Maria Salom se comprometió a colaborar en todo lo que pueda, según dijo Bustos.