Los mendigos debían llevar 100 euros al día como mínimo para evitar palizas. | Redacción Sucesos - P. NACIONAL

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La investigación policial en torno a la mafia búlgara que maltrataba y esclavizaba a una red de mendigos en Mallorca avanza con paso firme. Agentes de la Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales (UCRIF) procedieron a la detención de dos nuevos integrantes de la presunta trama. Se trata de dos súbditos búlgaros acusados de trabajar a las órdenes de los sicarios Rusi I., de 31 años y Radostin M., de 24, ambos boxeadores profesionales internacionales de MMA que se encuentran en prisión preventiva.

Los dos nuevos arrestados, tras prestar declaración en sede policial fueron puestos en libertad. Se trata de colaboradores directos de los sicarios y eran los encargados de realizar los traslados y acompañamientos de los integrantes del grupo de explotadores.

Secreto sumarial

Hace unos días, el juzgado que instruye la causa ordenó el levantamiento del secreto de sumario. La investigación destapa las intenciones del grupo criminal de expandirse por toda la Isla captando nuevas víctimas en el país de origen para posteriormente esclavizarlos en Mallorca.

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Las declaraciones de las víctimas, a las que ha tenido acceso Ultima Hora son escalofriantes. «No nos daban de comer en todo el día. La comida que llevábamos al piso era lo que la gente nos regalaba. Antes de acceder a la comida teníamos que pedir permiso. Si la cogíamos sin permiso nos daban palizas. Una vez nos dieron una paliza a los dos por comernos dos trozos de pan».

Los responsables de investigar el caso detectaron que Rusi y Radostin, maltrataron en Mallorca a al menos dos compatriotas, a quienes esclavizaron e, incluso, inyectaron anabólicos. En ocasiones, lo hacían en el pene para agrandarles el miembro y poder prostituirlos sexualmente con otros hombres. Cada día, desde las 9 de la mañana y hasta las 21.30 horas, ambos ‘sin techo’ eran obligados a pedir limosna en los centros comerciales de Santa Ponça y Ocimax de Palma. La recaudación diaria de cada uno debía de ser de 100, en caso contrario les daban palizas a puñetazos o con una barra de hierro. Los primeros días, durante el periodo de adiestramiento, eran trasladados con los ojos tapados a la salida y entrada del piso en el que se encontraban recluidos.

Expansión

La mafia búlgara quería expandirse en la Isla y apoderarse del terreno de los gitanos rumanos. Según la investigación, en un principio pretendían tomar las salidas de los supermercados, que ahora son operadas por los rumanos. La mafia envió a Mallorca a los dos sicarios-boxeadores para imponer la ‘ley del miedo’ entre los mendigos.

Los mendigos dormían en un pasillo y comían de la caridad de los clientes de los supermercados. La rápida actuación policial permitió evitar la llegada de otras víctimas que ya estaban captadas. En el piso investigado se pudo comprobar que las víctimas dormían en unos colchones en el pasillo y comían lo que las personas que salían a hacer compras les donaban.