Momento del juicio por la muerte de Ainhoa. | Alejandro Sepúlveda

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Miguel Ángel G.L., el que fuera condenado por matar a la niña Ainhoa en el año 2011 en el Coll d’en Rabassa, ha sido detenido días atrás en Palma por robar y agredir brutalmente a una anciana para robarle el dinero. El homicida confeso, tras cumplir una irrisoria y polémica condena por la muerte de su hijastra, atacó de forma salvaje a una mujer de avanzada edad que estaba sacando dinero en un cajero automático en las Avingudes de Palma. A las 13.00 horas, justo en la acera situada frente a El Corte Inglés, el detenido practicó un ‘mataleón’, es decir, una técnica que consiste en sorprender a las víctimas por la espalda pasándoles el brazo por el cuello para realizarles un estrangulamiento hasta hacerles perder el conocimiento.

Rápidamente, varios transeúntes corrieron en auxilio de la víctima y se lanzaron sobre el acusado. El ladrón consiguió darse a la fuga tras golpear a varios testigos que precisaron asistencia médica. De hecho, la anciana tuvo que ser asistida por una ambulancia medicalizada del Servei d’Atenció Médica Urgent (SAMU-061) y trasladada a un centro hospitalario con lesiones de consideración. Toda la escena fue grabada por hasta tres cámaras de seguridad distintas de la entidad bancaria y del cajero automático. Además, la brutal agresión fue presenciada por más de 20 personas que se encontraban en el paso de peatones para cruzar dirección al Corte Inglés.

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Pasados unos días, gracias a las cámaras de seguridad, los agentes lograron identificar al sospechoso y proceder a su detención por un presunto delito de robo con violencia y lesiones graves. Miguel Ángel G.L. ha perpetrado este asalto meses después de salir de la cárcel tras cumplir una ridícula y muy polémica condena por la muerte a golpes de la niña de ocho años Ainhoa en el Coll d’en Rabassa en el año 2011. La pareja consiguió obtener un espectacular acuerdo judicial que fijó la condena para sus homicidas en penas de diez y doce años y medio de prisión. La madre de la menor, Antonia M., y su novio, Miguel Ángel G., aceptaron que molieron a golpes a la niña, que cuando estaba semiconsciente con el cráneo partido de lado a lado la ducharon y la acostaron.

La pareja no avisó a ningún médico hasta doce horas después. Gracias al acuerdo los dos acusados sólo respondieron por un delito de homicidio y obtuvieron una rebaja en la petición de pena que formulaba la Fiscalía. Al hombre, el fiscal Jaime Guasp le exoneró de un delito de intento de agresión sexual y a ambos les retiró otro de maltrato por golpear a la víctima durante varios fines de semana que precedieron al crimen. El juicio, que levantó una gran expectación mediática a nivel nacional, se limitó a una única pregunta a los acusados por parte del fiscal: «¿Usted causó la muerte de su hija Ainhoa?» Antonia respondió con un monosílabo «Sí».

Su novio intentó matizar su participación: «Involuntariamente lo hice». Así, el jurado consideró probado que en la madrugada del 19 de junio de 2011 los dos acusados golpearon a la menor. Ainhoa tenía señales de la paliza prácticamente por todo su cuerpo. Los golpes más fuertes los recibió en la cabeza. Como consecuencia de una fractura de cráneo la menor quedó semiconsciente. Doce horas más tarde recibió atención médica, sólo cuando la niña casi ya no podía respirar. Al día siguiente falleció.

Punto de vista
Javier Jiménez

Pacto indigno

Javier Jiménez

Ainhoa, a sus 8 años, sufrió una muerte atroz. La sombra de un intento de agresión sexual y una paliza a manos de su madre y el novio de ella, que destrozó su pequeño cuerpo. Luego la ducharon y la metieron en la cama. Estaba en coma y no la auxiliaron. En el juicio, él se enfrentaba a 24 años de cárcel, pero un pacto con la Fiscalía redujo milagrosamente su condena a solo 10. Un acuerdo inmoral.

El apunte

Los abuelos de la niña quisieron obtener la custodia, pero no llegaron a tiempo

Los abuelos de Ainhoa, la niña fallecida por malos tratos de su madre y su compañero sentimental, habían iniciado los trámites para obtener la custodia de la pequeña ante el temor de que le pudiese pasar algo. Llegaron tarde y la pequeña murió molida a palos por la pareja. La condena fue mínima por un pacto que fue calificado por gran parte de la sociedad balear como «escandaloso». Diez años después, ambos se encuentran en libertad. Y él ya ha vuelto a delinquir.