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Cava falsificado bajo la figura de calidad diferenciada; caviar común que se hace pasar por iraní; las paletas o jamones con falsos precintos ibéricos y pescado congelado bajo la falsa apariencia de ser fresco son los alimentos susceptibles de ser vendidos fraudulentamente en mayor medida en Navidad. La Guardia Civil, a través del Seprona, intensifica la vigilancia sobre la seguridad alimentaria en Navidad para poner coto a estos fraudes porque los ilícitos abarcan desde infracciones administrativas hasta delitos contra la salud pública, según ha avanzado el instituto armado en un comunicado este jueves.

Pone el foco en el caso del marisco y pescado porque es uno de los productos «más vulnerables» a sufrir este tipo de fraude, puesto que descongelan el producto y lo venden a precio de producto fresco. De esta manera, se paga más por algo que no lo vale y, además, puede suponer un riesgo alimentario, especialmente en aquellos casos en los que se haya podido romper la cadena de frío.

En este caso, en el etiquetado también debe aparecer la fecha de la descongelación para saber la fecha útil para consumirlo. Otro de los aspectos a controlar para evitar que se lleven a cabo las estafas alimentarias son las denominaciones de origen: se vende a un precio elevado un producto bajo una marca de calidad diferenciada española cuando en realidad procede de otro país. También pueden contener aditivos o sustancias no autorizadas en Europa. La falta de transparencia en cuanto a los datos en las inspecciones sanitarias fundamentales para garantizar la seguridad de los productos genera que este tipo de fraude «sea habitual».

Por ello, la Guardia Civil recuerda que el consumidor tiene derecho a que le muestren la información «mínima» en el etiquetado que acredita la legalidad del producto, a exigir que se certifique que se trata de un producto fresco y que demuestre su trazabilidad. En el mismo tiene que estar claramente detallada la información básica sobre la especie, el origen, la fecha de caducidad o el consumo preferente, entre otros. Con esta campaña se pretende concienciar a distribuidores y comerciantes de la necesidad de cumplir la normativa europea y nacional en materia de seguridad agroalimentaria, así como al consumidor para que preste atención a los etiquetados y calidad de los productos que adquiere en relación al precio de venta.

La Guardia Civil recomienda adquirir los productos en los establecimientos a los que habitualmente se acuda y, cuando se consuma en tiendas en los que no suela hacerse habitualmente, se recomienda que el etiquetado del producto esté en alguna lengua oficial del Estado. Además, hay que revisar la fecha de caducidad de los productos que se compran, desconfiar de precios anormalmente reducidos y que se alejen del coste normal del producto.

Sin olvidar que «su propio ojo también puede hacer de agente», ha precisado la Guardia Civil, porque el aspecto exterior o el estado de las agallas de un pescado, «a veces, son indicios más que suficientes para decantarse o no por un producto». Un dato «muy importante» que hay que tener en cuenta en el etiquetado es comprobar los alérgenos o sustancias a los que el consumidor pueda ser sensible o generarle alguna reacción, ha añadido el instituto armado.