Manuel Sánchez y Antonio Izquierdo con ‘Mica’, ovacionados a su llegada a Son Sant Joan. | Alejandro Sepúlveda

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Manuel Sánchez y Antonio Izquierdo, los dos agentes de la Policía Local de Palma que junto a su perra ‘Mica’ participaron en las labores de rescate tras el terremoto en Turquía regresaron a última hora de este martes a Mallorca. «Ha sido una experiencia muy gratificante, pero a su vez dura. La zona es un auténtico caos. La gente lo ha perdido absolutamente todo y las ayudas no llegan. Hacen hogueras en la calle para combatir las bajas temperaturas», comentó Sánchez. Los policías llegaron a la terminal de Son Sant Joan donde fueron ovacionados por el personal del aeropuerto, familiares, amigos y por personas anónimas que estaban allí y que quieron agradecer el trabajo altruista de estos dos héroes.

«El Gobierno nos echó de allí. Nos dijeron que lo hacían para poder entrar con maquinaria pesada y limpiar las zonas y por cuestión de seguridad. Mientras estuvimos allí no percibimos en ningún momento esa inseguridad, pero bueno, supongo que no quieren voluntarios internacionales en la zona», añadieron los policías.

Aplausos y lágrimas
Los agentes Manuel y Antonio lamentan la escasa ayuda que han recibido. «Hemos tenido que pagar los billetes de nuestro bolsillo (800 euros cada uno) y hacer frente a todos los gastos. Nuestra mayor satisfacción fue recibir el cariño de la gente. Nos aplaudían y, con lágrimas en los ojos, nos agradecían nuestro trabajo. Fue muy emocionante».

El bombero Toni Jaume, que también colaboró en las tareas de rescate, volvió a la Isla el pasado lunes después de seis días en Turquía y ayer por la mañana se reincorporó al parque de la Playa de Palma. Asegura que el balance es positivo. «Aunque creas que vas preparado, siempre te toca en el sentido de que ves mucha miseria. Mucha destrucción. La gente no tiene nada. Esto te hace relativizar mucho todo», explicó.

A Jaume le sorprendió la capacidad de resiliencia de los afectados por el devastador terremoto que se ha cobrado las vidas de más de 36.000 personas. «Me quedo con la parte humana, la capacidad de la gente de levantarse en los peores momentos». El bombero se ha sentido muy arropado por parte de sus compañeros de Palma. «Me enviaban mensajes de apoyo y eso me ayudaba a seguir adelante».