La mujer compró una Thermomix con los datos bancarios de la víctima.

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Con eso nos forramos, amor. Besitos.

Eso a lo que se refería Monserrat G. en el correo electrónico que envió a su pareja de entonces eran los datos personales de su excuñada y una copia de las libretas bancarias y de sus nóminas. La documentación desapareció de la casa de la víctima, situada en Capdepera, cuando se encontraba de viaje en Eivissa a mediados de abril de 2012.

Por aquellas fechas, entre los días 6 y 13, Monserrat G. fue con su novio a la vivienda de su cuñada para dar de comer a los gatos. La mujer aprovechó la visita para apoderarse de 1.395 euros en efectivo, un perfume, un portátil, nóminas, la declaración de la renta y una copia del DNI de la víctima. A partir de entonces se hizo pasar por su excuñada utilizando sus datos bancarios, su documento de identidad, sus nóminas y el resto de la documentación que sustrajo para realizar compras, contratar servicios de telefonía y saldar deudas.

Empezó el 18 de abril .Llamó a una oficina bancaria de Capdepera y tras suplantar a la víctima manifestó que necesitaba 200 euros «porque le había surgido un grave problema» y que pasaría su hermano -y pareja de la acusada- a recogerlos. Pocos días después se adeudó en la cuenta de la víctima 200 euros de la póliza del seguro del coche de la procesada.

El 7 de junio, la denunciante recibió un aviso de su oficina bancaria de los siguientes adeudos: una Thermomix y una aspiradora. No los había comprado ella, sino su entonces cuñada, Monserrat G., que ese verano también contrató una línea telefónica con los datos de la víctima y dejó de abonar facturas que ascendieron a 868 euros. La acusada facilitó la copia del DNI, nóminas y la declaración de la renta de la perjudicada para comprar un Renault Megane Scenic. El último movimiento que hizo fue el 16 de octubre cuando contrató con Endesa suministro de electricidad en el domicilio de Barcelona en el que reside.

Monserrat G. lo negó todo en el juicio, celebrado en Palma diez años después de los hechos. Explicó que la relación con el hermano de la víctima finalizó en 2012 y culpó al hombre de haber utilizado su documentación para contratar servicios y comprar productos. Sin embargo, un correo electrónico que envió a su nueva pareja, con la que estuvo «tres o cuatro años», la delató.

La mujer le mandó los datos personales de la perjudicada y una copia de sus libretas bancarias y sus nóminas. Al final del mensaje se despedía, alardeando, con la siguiente frase: -Con eso nos forramos, amor. Besitos.

El hombre aportó el email en el juicio. «Es preciso comenzar con una prueba que se ha revelado fundamental», indica en su sentencia el juez de lo Penal número 3 de Palma refiriéndose al correo electrónico.

«Monserrat tenía en su poder documentación privada de la víctima que pudo hacer suya en el hurto de abril de 2012. Quería ‘forrarse’ utilizando la documentación y datos personales. En el correo no se dice nada de su expareja y hermano de la afectada al que la acusada pretende hacer responsable de todas las defraudaciones».

El juez ha condenado a tres años y tres meses de cárcel a la mujer por un delito de hurto y otro continuado de estafa. Monserrat G. deberá indemnizar a su excuñada con 5.000 euros por el daño moral causado durante el tiempo que duró la suplantación («llamadas y cartas reclamando deudas que no son propias, corte de líneas e incertidumbre sobre qué será lo siguiente»).