Los tres magistrados que forman el tribunal: Diego Gómez-Reino (ponente), Antonio Capó y Felisa Vidal. | ALEX SEPULVEDA

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La misma pregunta se la intentaron contestar al tribunal el fiscal, Tomás Herranz, las defensas y las acusaciones particulares. «¿Por qué estamos aquí?» Qué llevó a que un juez, un fiscal y cuatro policías nacionales actuaran tal y como relataron decenas de testigos. «Soberbia» apuntó una acusación. «Querían ser los nuevos Castro y Horrach», según otra. Sesgos psicológicos, dijo el fiscal. Víctimas de una conspiración, alegó la defensa de Penalva y Subirán. El debate sobre el móvil del delito planeó en las últimas sesiones.

La sentencia que dicte el TSJIB tampoco dará una respuesta definitiva al debate. Los acusados, en su turno de última palabra solo aclararon una cosa. A 22 de septiembre de 2023, Penalva sigue convencido de que todo era verdad: los delirios de la madame incluidos. El único error que admite es haber enviado el mensaje a esta testigo que provocó que fuera recusado. En la misma línea hablaron el resto de acusados.

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El centenar de testigos que pasaron por el juicio hacen un relato similar de los interrogatorios en Instrucción 12 y se parece mucho al de muchos otros investigados que pasaron por ahí y que no han llegado al juicio. El tono de Subirán a la hora de preguntar, la inducción de las respuestas y el magnificar su contenido. «Daba miedo», dijo uno de los abogados. El ambiente que se vivía en el pasillo que daba al despacho de Penalva, frente al decanato no era el de otros juzgados de Instrucción. «No era una sala de torturas», dijo el juez. Muchos de los que pasaron por ahí dicen haberlo vivido así. Los testigos se iban al psicólogo tras declarar. Una abogada, Rosario Molina, avisó a sus compañeros: «Igual me voy a prisión». En los chats la llaman de todo. Fue una de las abogadas de la mafia. Nadie da menos el perfil de serlo. Por ahí se cruzaban el testigo 29, la madame o ‘El Ico’. Todos ellos están ahora investigados por mentir y esperan, cada uno su propio juicio. El ahora jefe Superior de Policía, José Luis Santafé, también dijo estar atemorizado por Penalva y Subirán en el juicio. «Veía peligros razonables». Introdujo otro elemento. «Nos engañaban», dijo sobre el Grupo de Blanqueo. Es otra cosa que han dicho varios testigos. Si lo que constaba en las actas de declaración estaba inflado, el error se trasladaba hacia otras instancias judiciales y policiales. Si a un dato erróneo se acumula otro, la distorsión crece. Los «sesgos psicológicos» de los que habló el fiscal.

El abogado Pedro Horrach defiende al subisnpector de Blanqueo. Penalva y Subirán se lanzaron contra él cuando apareció en Instrucción 12 para defender a un detenido, un funcionario de Calvià. Tras pasar por un lado y otro, afirmó que los ahora acusados también son víctimas de otros sesgos. Estaban seguros de que hacían lo correcto, vino a decir. La sentencia dirá. Será recurrida y el Supremo dirá. La respuesta a cuál fue el móvil segirá abierta y qué más da.