Berenguer y Bernardo Colom cuidan de la maquinaria centenaria y continúan con una tradición heredada del bisabuelo. | Redacción Part Forana

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Acostumbrados a comprar la almendra pelada en los supermercados para elaborar la repostería tradicional, son muchos los que pasan por alto el trabajo previo, el de descascarillar la almendra para separar la cáscara del fruto, un trabajo duro si se realiza a mano y un proceso industrial tradicional en vías de extinción si se recurre a las viejas trencadores.

Tras el reciente cierre de la trencadora de Santa Maria, la trencadora de Ca na Bialona en Caimari es una de las pocas que se conservan en activo en Mallorca y que da servicio a particulares. «Apenas quedan un par porque no da para vivir, nosotros lo hacemos por el cariño y la responsabilidad de conservar una máquina que puso en marcha el bisabuelo y que ya tiene unos 125 años», explican los gemelos Berenguer y Bernardo Colom Rotger. Reinvierten en la reparación de la maquinaria las aportaciones que reciben.

Berenguer y Bernardo son trabajadores de la hostelería, pero han querido seguir dando un servicio que saben que está condenado a extinguirse. «Era del bisabuelo Pere Rotger que se la dejó al abuelo y este a su hermana que murió sin descendencia y se lo dejó a mi madre y ella a mi hermano», explica Berenguer Colom.

La temporada alta en Ca na Bialona es de septiembre a diciembre aunque esta semana aún acudía algún rezagado. Es el caso de Joan Vallespir, un costitxer con una finca de almendros en Binissalem que se estrena en Caimari. «Siempre las llevaba a Santa Maria, pero les han hecho cerrar por el ruido», lamentaba. La máquina de Caimari no sirve para descascarillar cualquier tipo de almendra, solo la variedad tradicional mallorquina y así lo advierte un cartel que cuelga sobre la trencadora . «Para evitar molestar a los vecinos funciona solo dos horas al día, de 16 a 18 horas. Son básicamente los tres meses de antes de la Navidad», dice Bernardo.

Los usuarios ya saben que saldrán con más sacos de los que entran (la almendra descascarillada aumenta su volumen). La cáscara se reutiliza para alimentar las tradicionales chimeneas y estufas de leña, mientras que el fruto sirve para elaborar buena parte de la repostería tradicional de la Isla: coques de gató , llet de ametla , bessons torrats y massapà.

Berenguer Colom cuenta que incluso hay en su familia una vieja receta que ha pasado de generación en generación para hacer un jarabe para la tos. Berenguer cree que la trencadora está condenada a desaparecer . «No hay nadie que quiera hacerse cargo para cuando nosotros ya no estemos y las nuevas generaciones tampoco tienen las mismas costumbres, la mayoría de clientes son personas mayores, en tres generaciones creo que no quedará ninguna máquina en activo», dice.

Los gemelos Colom tienen 55 años. Los usuarios de la trencadora de Ca na Bialona pueden estar tranquilos por ahora.