Rafel Figuera muestra algunos frutos tomados del árbol. | Gori Vicens

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En las tierras del municipio de Porreres, en la finca de sa Volta, en un terreno de 10 quarterades, se han sembrado últimamente 4.000 árboles nuevos y, además, todos, de variedades locales de la Isla. La iniciativa ha sido de la empresa Agromart junto con Pagesos de la Serra y Es Merca, con la ayuda de la Conselleria d’Agricultura. Se trata de un proyecto piloto de árboles frutales de hueso e higueras.
Rafel Figuera, encargado de producción de Agromart, desgrana la gran cantidad de árboles sembrados. De higueras, hay 900 plantas de cinco variedades diferentes, sembradas bajo el asesoramiento del experto Montserrate Pons, de Boscana.

De manzanos, los hay de cuatro variedades «con la idea de recoger manzanas todo el verano, una más temprana en junio y las otras entre julio, agosto y septiembre», explica Rafel. De ciruelos de frare roig o frare llarg –según la zona– y que son de forma alargada, hay unos 500 árboles. Con estas ciruelas se hace una confitura exquisita. También hay ciruelas llamadas de fresa y de plátano. 400 árboles más de cada variedad. «Son ciruelas redondas. Tienen este nombre porque recuerdan el sabor de estas frutas», comenta. De melocotonero, 900 árboles más. 300 de cada variedad: sineuer, groc tardà y mamalló. Son tres melocotones muy diferentes entre ellos, los hay de amarillos y rojos, pero tienen la peculiaridad que desprenden el olor que los de hoy han perdido. «Su gusto es exquisito», asegura Rafel Figuera. Y, del albaricoque, fruto por excelencia de Porreres, se han sembrado tres variedades diferentes: murtó, que hace honor a Gori Murtó, agricultor y viverista local que encontró años atrás esta variedad; el reconocido de galta roja y el inquero, que averiguó el técnico agrícola Bernat Cañellas en aquella zona del Raiguer. En la finca de sa Volta, el año pasado se sembraron los pies y este año se han injertado. Se ha hecho in situ, a la antigua, porque el material vegetal mallorquín no se puede sacar fuera; hecho que da complejidad al proyecto.

Imagen de una parte de los 4.000 árboles frutales autóctonos plantados en la finca sa Volta, en el término municipal de Porreres.

Ya se ha injertado dos veces porque en algunos casos no va bien. Por ello, ahora se hace un tercer injerto y se espera que haya fructificado en el 100 por cien del arbolado. En cuanto a la producción, Rafel Figuera explica que «el verano del próximo año empezaremos a recolectar algunos frutos esporádicos, y posiblemente, dentro de dos años ya tengamos una producción comercial. Entre el cuarto y el sexto año ya estarán en plena producción. Será para cuando se espera recolectar unos 100.000 kilos de fruta».

El trabajo para poder recuperar todas estas variedades no ha sido fácil. En el proyecto han participado muchas personas y se ha recorrido toda la Isla buscando árboles, contrastando y verificando si una autóctono. Los años de arduo trabajo ya empiezan a dar sus frutos. Dentro de dos años ya los degustaremos.