Pere Calafat es la tercera generación de payeses viticultores. | Pep Córcoles

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El vino producido la campaña pasada es un vino adecuado para guardar por su excelente calidad», sentencia Pere Calafat sentado ante una cuba de su bodega mientras llena una botella. Calafat es la tercera generación de payeses vitivinicultores de su familia. Además ha sido presidente del sindicato Unió de Pagesos. El Celler Jaume de Puntiró, que abrió su padre, está a su cargo desde 1994 y produce vinos embotellados pues sus antecesores solo elaboraban a granel.

Año cálido

El experto elaborador refiere que «a pesar de lo atípico del año, desde el punto de vista meteorológico, el vino ha salido muy bien sorprendentemente. Ha sido un año muy cálido y seco, por lo que hemos tenido que efectuar riegos en determinados momentos». El payés agrega que «la viña se ha comportado muy bien –aunque matiza–. Es preciso detallar que los años precedentes, 2020 y 2021, anduvimos escasos de uva».

No obstante, las noticias no son tan buenas para la campaña que ya ha empezado, pues ahora mismo los payeses están inmersos en la poda de las viñas, ya que «llevamos un déficit hídrico importante, yo diría que dramático. Ha llovido muy poco», indica. Calafat describe que «la temperatura, más alta de lo habitual en está época del año, está alterando el proceso vegetativo de la vid. Aún observamos plantas que tienen algunas hojas, cuando lo normal sería que estuvieran los tallos viejos completamente desnudos».

El vitivinicultor considera que «a pesar de todas estas preocupaciones que tenemos todos los años, pues el campo tiene esto, es preciso indicar que la industria vinícola mallorquina vive un buen momento y con un gran margen para un posible crecimiento». Calafat detalla que «sólo un 20 por ciento del vino que se consume en Mallorca es local por lo que depende de nosotros trabajar bien para crecer. Tenemos por delante un 80 por ciento de posible crecimiento».

Reconoce que «es cierto que nuestro vino tiene fama de caro, pero eso es mejor que tener fama de barato. Nosotros no producimos vino barato, tenemos un nivel medio-alto y no somos más caros que los vinos buenos de la península. Lo que no hacemos, ni podemos, es competir con el vino barato».

Consumo ocasional

Incide en que «el consumidor mallorquín no es de hábito diario por norma general, sino que consume ocasionalmente y para ello elige un vino de cierta categoría. Por otra parte, tenemos una gran cantidad de clientes extranjeros, especialmente los residentes, que consideran nuestro vino barato para la calidad que tiene y no dudan en gastar en su adquisición. Es por ello que considero que en la actualidad estamos en el buen camino».