Sebastià Crespí, vitivinicultor de Santa Eugènia. | Pep Córcoles

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Un antiguo refrán mallorquín reza: 'Flors de gener no umplen el paner'. Se usa para explicar que los años en que el almendro florece en enero no hay buena cosecha pues su mes de floración es febrero. Es la situación que acontece este año, pero «como se había visto pocas veces», dice Sebastià Crespí, vitivinicultor de Santa Eugènia. Crespí sostiene que «todo se está adelantando, los frutales especialmente, y eso no es bueno pues en cuanto haga una helada se ira todo al traste».

El payés explica: «Ahora mismo estamos podando las viñas. La vid debería estar durmiendo en está época, pero cuando cortó alguna rama veo que llora; es decir, que tiene savia. Incluso se observan pequeñas yemas con hojitas. Esto no es normal ni bueno. Las vides deben despertarse a finales de marzo, no ahora».

Pero a las elevadas temperaturas que se registran para ser invierno se debe sumar la prolongada sequía que padece el campo. Martí Solivellas, presidente de la Cooperativa agrícola de Pollença explica que «el pasto no ha nacido apenas. Por decir es que no ha crecido ni siquiera hierba, está todo pelado». El payés agrega: «En esta época es normal que crezcan pastos silvestres como el trébol o la achicoria, pero la falta de lluvia ha provocado que este año no crezca nada».

La situación es grave para los ganaderos de ovino. «La gente esta vaciando los graneros pues falta comida para ovejas y corderos. Es cierto que cayeron unos 30 litros por metro cuadrado hace unos días. Esto ha provocado que empiece a nacer la pradera, pero si no llueve pronto no habrá servido de nada», apunta Solivellas. Por otra parte matiza que «por lo menos ha habido una buena temporada de bellota en la montaña, con lo que las ovejas que pastan en la Serra no han supuesto un coste tan elevado. Pero es sólo un apaño temporal pues también necesitan pasto verde».

Además, en estos momentos no hay demanda de cordero y el precio ha bajado unos dos euros por kilo. Solivellas explica que «en Navidad se vendía un cordero sobre los 8 ó 9 euros por kilo en canal. Ahora ese mismo cordero está a 6,80 euros el kilo». Tomeu Martorell, presidente de la Cooperativa Payesa de Inca puntualiza que «el precio ha bajado para el ganadero, pero no en las carnicerías. El consumidor sigue pagándolo igual, así que son otros los que se llevan la tajada grande».

Este ganadero agrega que «además no hay demanda. Nos estamos viendo obligados a aguantar los corderos; eso supone alimentarlos más y perder precio pues cuanto más viejo es menos vale».
Solivellas insiste en que «en estos momentos hay mucha pesadumbre en el sector pues estamos viendo que trabajamos a perdidas. No hay demanda, baja el precio y no hay pasto; el panorama no puede ser más desolador». Agrega: «hay compañeros que han decidido reducir sus rebaños. Están quitando ovejas porque no pueden sostener el gasto».