Imagen de varias bicicletas aparcadas en el centro de Palma. | Alejandro Sepúlveda -

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Las bicicletas y los patinetes eléctricos (y no eléctricos) se han convertido en preciado objeto de deseo de los ladrones, que ven en esos vehículos la facilidad de poder sustraerlos y moverse con soltura en artilugios que no van o motor sin ser reclamada su titularidad. La cifra de este tipo de hurtos se ha elevado, sin importar el lugar o la hora. Aunque parezca complicado, poder recuperar el vehículo sustraído es posible, aunque para ello se debe tramitar la pertinente denuncia ante la autoridad competente.

Prioritariamente, se recomienda acudir a la Policía Local del municipio, aunque también existe la opción de hacerlo ante la Guardia Civil o el Cuerpo Nacional de Policía. Los primeros cuentan con depósitos especiales para este tipo de vehículos (bicicletas y patinetes eléctricos o no, prioritariamente) en los que los denunciantes pueden comprobar si las piezas recuperadas son las suyas. Pero esa denuncia ante la autoridad competente es el primer paso. Un documento que, además de la identificación de la persona o personas denunciantes, se recomienda que vaya acompañado de la mayor cantidad de documentación posible para acreditar la propiedad y titularidad del objeto robado.

Una imagen o una fotografía puede ayudar a identificarlo en caso de ser recuperado o visto en posesión de otra persona, aunque se recomienda, especialmente en bicicletas -eléctricas principalmente- adjuntar el número de serie que figura en el cuadro, u otras pruebas como la factura de compra. Los establecimientos vendedores de estos vehículos disponen de los recursos para solicitar al fabricante ese código clave para identificar las bicicletas o patinetes sustraídos, y en muchos casos, los clientes afectados por estos robos han podido obtenerlo para adjuntarlo a la denuncia como comprobante.

En el caso de Mallorca, los cuarteles de las Policías Locales, y concretamente en Palma el de Sant Ferran, son los principales puntos receptores de estas denuncias, que en algunos casos -cada vez más- se saldan favorablemente, o bien invitan a las fuerzas de seguridad a sondear un mercado como el de segunda mano a través de Internet, donde muchos de los ladrones ponen a la venta los vehículos robados.