Una aceitera llena de aceite de oliva. | Wirestock

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El aceite de oliva, especialmente el extra virgen, es reconocido no solo por sus beneficios para la salud cardiovascular y su perfil nutricional rico en grasas monoinsaturadas, sino también por sus propiedades antibacterianas significativas. Este oro líquido es un ingrediente culinario que, más allá de mejorar el sabor de nuestros platos, también contribuye a la salud gastrointestinal y puede combatir bacterias nocivas. El aceite de oliva contiene compuestos fenólicos como el hidroxitirosol, el oleuropein y el oleocanthal, que son responsables de muchas de sus acciones saludables, incluyendo la capacidad de inhibir el crecimiento de bacterias patógenas.

Estudios han demostrado que el aceite de oliva puede actuar contra diversas cepas bacterianas, siendo particularmente efectivo contra el Helicobacter pylori, una bacteria asociada a úlceras estomacales y cáncer gástrico. Este microorganismo, conocido por su resistencia a los antibióticos, puede ser combatido eficazmente por los polifenoles del aceite de oliva​​. Más allá de combatir bacterias dañinas, el aceite de oliva tiene un efecto prebiótico, favoreciendo el crecimiento de bacterias beneficiosas en el intestino.

Esta acción no solo ayuda a mantener un equilibrio saludable en nuestra microbiota intestinal, sino que también fortalece el sistema inmunológico y promueve una mejor salud digestiva y metabólica​. El aceite de oliva también se ha utilizado en aplicaciones tópicas, aprovechando sus propiedades antimicrobianas para tratar infecciones de la piel, especialmente en pacientes con pieles más vulnerables, como los recién nacidos prematuros.

Además, estudios han explorado su uso en el tratamiento de úlceras por presión, mostrando resultados prometedores como una alternativa natural y efectiva para el cuidado de la piel​. En resumen, el aceite de oliva extra virgen no es solo un complemento saludable para nuestra dieta, sino un potente agente antimicrobiano que ofrece protección contra diversas infecciones. Su capacidad para combatir bacterias patógenas mientras promueve la salud intestinal y cutánea lo convierte en un verdadero superalimento en el ámbito de la prevención y el tratamiento de enfermedades.