Robert Burns, un poeta muy venerado en Escocia.

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Tiempo atrás se comían todas las partes de un animal, desde el hocico al rabo, pasando por la asadura y otras partes como los testículos y hasta el pene, cuyo trozo interior es muy largo en animales grandes. En algunas cocinas africanas se emplea el de ternera para estofados. Difícilmente veremos un guiso de pene en algún restaurante, incluso en los africanos, pero es bastante común ver platos de la asadura de corderos y cerdos, tanto en España como en otros países europeos. Incluso en Inglaterra y Escocia, dos naciones que no están asociadas hoy en día con la cocina de los interiores de los animales, la asadura figura en recetas regionales de bastante renombre. Hay muchos platos vinculados a Escocia, pero quizás el más patriótico es el haggis.

Es un embutido hecho con las vísceras del cordero (como el frit mallorquín), pero picadas y mezcladas con sebo, avena, cebolla, pimienta y otras especias y hervido tradicionalmente en el estómago del animal. Está servido con patatas y nabos chafados. Los comensales serios echan un vasito de whisky (o dos) sobre el haggis para lubricarlo, y luego beben algunos vasos más durante la cena, que termina con la canción Auld Lang Syne del poeta Robert Burns (1759-96) que también se canta al final de fiestas de año nuevo en el mundo entero. El haggis llegó a ser tan famoso porque escoceses, emigrantes por excelencia desde hace siglos, saludan a Burns con esta cena festiva que se llama Burns Supper. El haggis lo llevan al comedor sobre una bandeja, acompañado por un gaitero vestido con la falda escocesa con toda su regalía, como una escarcela, la bolsa que cuelga en la parte delantera.

Antes de servir el haggis, algún personaje recita el poema To a Haggis, que Burns escribió en plan épico-burlesco. Al final del recital, cuando el que lee el poema (siempre es un hombre) hunde un cuchillo escocés en el haggis para abrir y servirlo, la fiesta empieza en serio. No hay ningún poeta que sea recordado cada año de esta manera. Ni Shakespeare es tan celebrado en Inglaterra y los cinco continentes. Dice mucho de los escoceses que su héroe nacional sea un poeta que nació hace 264 años. Si vamos a cultivar héroes que representen a un país, que sean poetas y no políticos dedicados a guerras.