Hay que acabar con el «orgasmocentrismo», la creencia errónea de que solo se obtiene placer si se llega al orgasmo.

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Las relaciones sexuales en su totalidad trascienden el plano físico y del placer, pues en ellas intervienen además el plano emocional y psicológico. Por este motivo, todo lo que nos acontece a nivel emocional puede afectar a la vida sexual y viceversa. Uno de los problemas más frecuentes, mayoritariamente en las mujeres, pero también en los hombres, es la imposibilidad de alcanzar el orgasmo.

No llegar el clímax en las relaciones, ya sea por motivos fisiológicos o psicológicos, puede tener consecuencias psicológicas negativas. Esto se debe a que se tiene una visión demasiado ‘orgasmocéntrica’ de las relaciones sexuales, que lleva a pensar inconscientemente que cuando este no tiene lugar la relación sexual es incompleta. Esta visión puede provocar sentimientos de frustración, baja autoestima… u otros sentimientos que puede hacer mella en la salud mental a largo plazo. Rafael San Román, psicólogo de la app ifeel, nos habla de esas consecuencias psicológicas y qué hacer para evitarlas.

Baja autoestima

El hecho de considerar las relaciones sexuales como incompletas si no se llega al orgasmo puede contribuir de manera negativa en la autoestima, tanto de hombres como de mujeres, pues una autoestima sana se nutre -entre otras muchas cosas- de la obtención de placer y gratificación, «aunque se disfruten otros aspectos de la relación sexual, la percepción de las relaciones sexuales como carentes de una parte importante puede llevar al individuo a un cierto decaimiento de su autoimagen, a la preocupación sobre si tiene algún problema físico o a percibirse a sí mismo como alguien que no es capaz de disfrutar del sexo al igual que lo hacen los demás», afirma San Román. Esto es especialmente llamativo entre los hombres, pues, la anorgasmia es algo que se asocia con las mujeres y se tiene la percepción errónea de que los hombres siempre llegan al orgasmo en todas sus relaciones sexuales, y no es así, «se da por hecho que los hombres llegan al orgasmo fácil y rápidamente y que el orgasmo masculino es una respuesta simple (no compleja) que se repite de manera mecánica y sencilla en cada encuentro sexual o en cada masturbación. Sin embargo, el orgasmo masculino es una respuesta compleja, con diferentes matices en cuanto a intensidad, duración y nivel de gratificación que proporcionan».

Frustración sexual

La ausencia prologada del placer sexual, o de la percepción de esta por no alcanzar el orgasmo, se termina experimentando como una merma importante en el placer propio y del de la pareja, lo que lleva a frustración y, como asegura Rafael San Román, «se acumula en el individuo una tensión no resuelta». Y es que el sexo, además de ser una fuente de placer lo es también «de relajación, de afecto y de comunicación con otras personas. Si estas funciones del sexo no encuentran los canales adecuados para satisfacerse van a aparecer problemas».

Ansiedad anticipatoria

No alcanzar el orgasmo puede provocar en ambos sexos lo que se conoce como ‘ansiedad anticipatoria’, es decir, una ansiedad que padecemos por el simple hecho de pensar que puede ocurrirnos algo, en este caso si pensamos que no vamos a llegar al orgasmo. Esto ocurre a menudo en las relaciones sexuales, no sólo el por el temor de no alcanzar el orgasmo, pues en el caso de los hombres es muy común en la disfunción eréctil. Esta ansiedad lo que provoca es precisamente lo que estamos temiendo que ocurra. «Tener esta preocupación es lógico e inevitable, pero conviene no poner el foco en ella, sino en la relación sexual en su conjunto, ya que el orgasmo es placer y es bastante difícil obtener placer si estamos demasiado conectados con el miedo a no poder obtenerlo», aconseja Rafael San Román. Esta ansiedad puede dar lugar a que no se disfrute en absoluto de las relaciones sexuales, pues si únicamente nos centramos en el orgasmo que hay que conseguir, se perderá espontaneidad, flexibilidad, y se pasarán por alto el resto de los factores sexuales.

Deterioro de las relaciones, tanto sexuales como afectivas

Las relaciones sexuales suelen ser cosa de dos, por este motivo, las personas que son incapaces de alcanzar el orgasmo y están excesivamente preocupados por ello, además de problemas de autoestima, pueden tener problemas y roces con sus parejas, «la ausencia de orgasmo puede ser percibida por la pareja sexual como falta de deseo y atracción, incluso pueden preguntarse si es que su pareja sexual no le atrae lo suficiente, lo cual resulta bastante incómodo y no favorece el placer». Si no existe una buena comunicación entre la pareja y estas sensaciones persisten en el tiempo, esto puede dar lugar a reproches y tener una «influencia negativa en la vida de la pareja que va a hacerse cada vez más notable».

Para evitar que no llegar al orgasmo nos genere este malestar, y que este molestas se prolongue en el tiempo, hay varias cosas que podemos hacer.

•Comunicación. La comunicación es indispensable para que cualquier relación funciones, también en el plano sexual. Hablar con nuestra pareja de lo que nos pasa y de los sentimientos que nos provoca es el primer paso para solucionarlo. Conviene hablarlo abiertamente, examinar qué puede estar ocurriendo y pedir ayuda especializada si el problema se prolonga en el tiempo.

•Acabar con falsos mitos, como que todos los hombres alcanzan el orgasmo fácilmente, que las mujeres llegan al orgasmo de una determinada manera, que hombres y mujeres llegan al orgasmo a la vez, etc.

•Evitar caer en creencias distorsionadas sobre la sexualidad. Hay que otorgar al orgasmo el rol que le corresponde. La obtención de placer es uno de los pilares del sexo, pero, si nos obsesionamos con reducir este placer a la obtención al orgasmo, nos estaremos perdiendo el resto del placer. «Esta creencia supone una visión rígida de la sexualidad y tiene como consecuencia una minusvaloración del individuo. Para evitar este efecto, conviene localizar esas ideas que tienen que ver con el 'orgasmocentrismo', reformularlas y, por supuesto, ver qué otros factores pueden tenerse en cuenta para tener una vida sexual más realista pero también más satisfactoria», asegura San Román.