Ya hace tiempo que evito ir con Leo, mi perro, a disfrutar de pasear por las calles de mi querida ciudad.

Me niego a que vaya olisqueando un suelo, pegajoso, lleno de papeles, plásticos, latas y sobretodo infestado de colillas.

Siento vergüenza acerca de cómo nos verán todos esos millones de turistas que nos visitan. Se me ocurre un adjetivo, pero me lo ahorraré.

Según un estudio realizado a 7.000 personas, en 2023, somos, de 69, la ciudad más sucia de España.

Sin duda alguna, de toda esa basura que encontramos a cada paso que damos, destacan las colillas. Son como las cucarachas, están por doquier y provocan la misma repulsión.

Es nuestro CHAPAPOTE.

Chicote podría emitir varias temporadas yendo a grabar al hogar, de esta “gente” que transita por espacios públicos contaminándonos justo delante de nuestras narices.

¿Quién no ha deseado ser, por unos minutos policía, para rellenar con letras mayúsculas una denuncia de cientos de euros ?.

Así, podríamos actuar ante este despreciable acto, sin que ellas/es/os nos pudieran sacar un dedo o nos chillaran en plena calle con su particular violencia verbal.

La comunidad gallega tuvo su Prestige y dieron una lección de comunidad cívica y solidaria al resto de España. Sobretodo, a aquellos dirigentes que tenían los medios para solucionar esa catástrofe y no hicieron nada.

Defendieron con uñas y dientes su modelo de negocio, la pesca.

¿Cómo vamos a defender nuestro modelo de negocio los Llonguets?.

Un fumador normal tirará 20 colillas al día. ¿ Qué hacemos, les increpamos, son miles?. La ciudad se convertiría en una batalla campal.

TOC,TOC!!! ¿Hay alguien en el Ayuntamiento que nos pueda ayudar, por favor?

En las calles del área municipal de Calviá es muy difícil verlas. Hay, como mínimo una papelera con cenicero incorporado cada 100 metros.

Es evidente, que tiene capacidad disuasoria.

¿Cuándo nos toca a nosotros?.

Sin otro particular, les saluda atentamente un ciudadano más.

PD. Para mi amiga/hermana Alejandra.