Imagen de una de las gradas supletorias que se instalaron en Son Malferit durante el último playoff de ascenso. | GUIEMSPORTS

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El Atlético Baleares necesita espacio. El club blanquiazul, que la temporada anterior ilusionó de manera especial a sus aficionados, ha visto como se pulverizaban los números de temporadas anteriores y ha empezado a buscar soluciones a las limitaciones de Son Malferit, cuya capacidad máxima es de 1.500 espectadores. Con 1.800 abonados contabilizados a falta de once días para el inicio del curso y unas previsiones que apuntan a los 2.000, la entidad ha tomado la decisión de instalar de forma fija en su recinto las gradas supletorias que ya utilizó durante el último playoff de ascenso y satisfacer así la demanda de su masa social.

Hace un año, en este mismo punto del verano, el Atlètic contaba con unos 1.100 abonados. Unas cifras que se han disparado en 2017, sobre todo, por el buen poso que dejó el curso anterior y por las buenas vibraciones que arroja el proyecto que lidera Armando de la Morena. Además, el nuevo aspecto del grupo III de Segunda B, con el Mallorca y los dos equipos pitiusos (Formentera y Peña Deportiva) a su lado, también ha despertado un gran interés en el extremo blanquiazul de la Vía de Cintura.

A la espera de que se desbloquee la situación del Estadi Balear, todas las opciones del ATB pasan por optimizar cada rincón de Son Malferit, tal y como ocurrió hace unos meses para acoger las eliminatorias frente al Toledo y el Albacete.