Pablo Valcarce y Dani Rodríguez han llegado para darle profundidad al cetro del campo del Mallorca en la temporada de su regreso a la Segunda División. | Miquel Alzamora

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Dani Rodríguez y Pablo Valcarce son dos de las nuevas incorporaciones del Real Mallorca. Ambos comparten habitación y uno es gallego de cuna, de Betanzos, la tierra de Paco Buyo y otro es de Ponferrada, la tierra de Luis del Olmo y que linda a medio camino entre Galicia y León. Allí uno se sienten más gallegos que leones o al revés, pero lo cierto es que tienen el privilegio de ser la capital de una comarca con tanta solera como la del Bierzo. Ambos ahora coinciden en el equipo rojillo y forman la elevada nómina de futbolistas que habitan en la sala de máquinas del club.

«Me he encontrado un gran grupo y si somos capaces de mantener este ambiente y trabajamos al máximo, podremos conseguir lo que nos propongamos porque estas cosas también te llevan a ganar partidos», manifestaba Dani Rodríguez. El futbolista gallego alerta además del nivel existente en esta Segunda División A. «El pasado año el nivel ya se incrementó y fue bastante más atractiva que la Primera y esta temporada ha dado un paso más en este sentido. Al final hay muchos equipos que presentan proyectos muy ambiciosos y mucho presupuesto y esto hace que la Liga se endurezca. Estamos a la altura de cualquier equipo y se va a demostrar que todos tendrán dificultades para ganar y para el espectador será una Primera escondida».

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Los dos futbolistas tienen claro que han llegado a un club con ADN de Primera y que por circunstancias ha estado en Segunda B y que ahora le toca vivir en Segunda. «Hay equipos que solo con el nombre sabes que tienen una exigencia diferente. Cuando vienes a Mallorca vienes sabiendo que estás en un club que tiene una gran exigencia, pero hay que ser sensatos e ir partido a partido. Estamos en pretemporada y la primera fase es prepararse bien para llegar lo mejor posible al partido ante Osasuna. Esa será nuestra filosofía, la de ir despacio se cautos y no aflojar», reflexionaba Dani.

Sobre el protagonismo que confía en tener esta temporada, el jugador es claro: «Ahí el que decide es el entrenador y todos los compañeros lo que queremos es jugar y ponérselo difícil al entrenador y cuando más competencia tengamos mejor para el equipo». Dani tuvo muchas propuestas sobre la mesa este verano y al final se decantó por el Mallorca. «Fue una decisión profesional y personal. Estoy casado y con hijos y no solo decido yo, también la familia. Tanto Recio como Maheta insistieron mucho en mi fichaje y me demostraron que me querían de verdad. Era el sitio donde tenía que ir y el Mallorca reunía todas las condiciones que un jugador puede desear. Estoy encantado con el proyecto de esta temporada que, que es bonito e ilusionante».

Pablo Valcarce es otro ilustre en Segunda. Forjado en Soria, el de Ponferrada es un clásico de la categoría y reúne esa mezcla de explosividad, pegada y rapidez que se necesita en una categoría de esta exigencia. Su opinión es importante y asegura que el bloque de jugadores de Segunda B unido a los compañeros que han llegado, hace que el Mallorca esté en condiciones de afrontar con garantías una temporada muy difícil. «Los compañeros que lograron el ascenso son el bloque fuerte que se ha quedado con jugadores como Xisco, Salva, Marc Pedraza y al final eso te ayuda a entender rápido lo que quiere el entrenador. Todo te ayuda a ir dando pasos hacia adelante y hace que nos coordinemos fácilmente entre todos para que todo vaya mejor y acortar los plazos de adaptación». El de Ponferrada tiene claro que la próxima temporada en Segunda será muy difícil.