El centrocampista de la selección española de fútbol, Andrés Iniesta se escapa de Alessandro Florenzi. | Juanjo Martín

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Italia 1-1 España

Italia: Buffon; Barzagli, Bonucci, Romagnoli; Florenzi, Montolivo (Bonaventura, m.30), De Rossi, Parolo (Belotti, m.76), De Sciglio; Eder y Pellé (Inmobile, m.59).

España: De Gea, Carvajal, Piqué, Sergio Ramos, Jordi Alba (Nacho, m.22), Busquets, Koke, Iniesta, Silva, Vitolo (Thiago, m.84) y Diego Costa (Morata, m.67).

Goles: 0-1, m.55: Vitolo. 1-1, m.82: De Rossi.

Árbitro: Felix Brych (GER). Amonestó a Parolo (49) y Bonaventura (63) y Bonucci (86) por Italia; y a Busquets (27), Vitolo (44), Diego Costa (45), Ramos (75) y Piqué (85) por España.

Incidencias: encuentro correspondiente a la segunda jornada de la fase de clasificación al Mundial 2018, celebrado en el Juventus Stadium ante la presencia de 37.000 espectadores. Daniele De Rossi fue galardonado por UEFA tras superar el centenar de partidos con Italia.

La selección española pasó de exhibirse en la venganza en Turín, con Gianluigi Buffon poniendo solución a la falta de pegada con un grave error para el gol de Vitolo, a ceder un empate ante Italia en un duelo de estilos, por un penalti innecesario y polémico a ocho minutos del final (1-1).

Apenas tres meses han pasado del encuentro que significó el triste final de la gloriosa 'era Del Bosque'. Lo ocurrido en aquella tarde negra en París quedó demostrado que fue un accidente. Italia atropelló a España. La superó en todos los aspectos del juego, comenzando por la ambición, pero su presente es más preocupante.

La reacción de la Roja llegó con retraso, pero se produjo en el Juventus Stadium donde no culminó la revancha pero dejó síntomas que invitan al optimismo en un duelo fratricida por el único puesto que da acceso directo al Mundial de Rusia. Con Julen Lopetegui dando un recital de pizarra, con un estudio excelente del rival para anular cualquier virtud de Italia y convertirla en una selección menor. Pero sin cerrar el partido ni reacción ante el movimiento táctico final de su rival.

La personalidad de España arrinconó a su rival y la 'azzurra' no dudo en dar un paso atrás con descaro pese a jugar de local. El dominio de la Roja fue insultante. Un 78 por ciento de posesión en el primer acto. Hasta nueve córners a favor. Un dibujo táctico 4-2-3-1, con líneas juntas muy trabajadas, la presión alta. Robos en terreno rival y posesión con velocidad. Para la perfección solo faltaba la pegada.

Italia agazapada, salía en estampida con un pelotazo de Buffon al punta que encendía a la grada, pero su realidad se resumió en ningún tiro a puerta y un solo balón blocado por De Gea, a los 43 minutos, a un centro lateral.

Todo fue España. Lo preocupante es que le faltó definición para terminar de asombrar con su juego. Iniesta tomaba el mando en su regreso tras la Eurocopa. Por él pasaba todo el juego entre líneas por el centro. Sus encuentros con Silva son oro puro. Encontraban los desmarques continuos de Diego Costa, que se perdía en enfrentamientos absurdos. Un primer manotazo a la cara de Bonucci pasó desapercibido para el árbitro. El segundo le costó la amarilla y jugar condicionado con la alerta de su carácter.

Iniesta impartía una clase de magia en la conducción. De tacón cambiaba el balón de pie y chutaba blando a Buffon. La leyenda italiana no estuvo exigida. Vio como Diego Costa rozaba una buena tras pase al espacio de Vitolo, como los intentos lejanos los rechazaba su defensa a saques de esquina y la ocasión más clara nació de una asistencia de cabeza de Ramos en el segundo palo que remachó Piqué blando a las manos del portero.

Las lesiones de Jordi Alba y Montolivo cortaron el ritmo. España dejó de pisar área rival pero no sufría nada. Una carrera contra el mundo de Eder espoleaba a un publico cargado de paciencia. Ni un silbido ante la inferioridad en un duelo directo por el liderato.

En la reanudación, el dominio de España, con Koke omnipresente, encontró el premio deseado de la forma menos esperada. Era el minuto 55 cuando un pase en largo de Busquets a la velocidad de Vitolo, provocó la salida de su zona de seguridad de Buffon, que despejó al aire, y dejó el tanto a puerta vacía.

Era el justo premio al fútbol de España y el acicate que necesitaba Italia para despertar. Se quitó de encima los miedos de un duelo clave de la fase de clasificación, adelantó líneas y se lanzó hacia otro tipo de partido. Sin la calidad de generaciones anteriores pero con el corazón para poner en peligro a cualquier rival. Un remate de Pellé a centro desde la izquierda fue el impulso definitivo.

Ventura reaccionó, cambió el dibujo y acabó con tres delanteros. No hubo reacción desde el banquillo español, que retiró a Diego Costa cuando debió ser expulsado. Con amarilla chutó a las nubes tras escuchar el pitido por su posición en fuera de juego. Morata entró en el campo ante la queja de todos por la ausencia de la roja.

Fue el momento en el que llegó la acción decisiva del partido. Koke regaló un pase perfecto al espacio para dejar solo a Vitolo ante Buffon. En carrera, perdonó el mano a mano. Habría sido la sentencia.

El empuje italiano terminó poniendo contra las cuerdas a España, que perdió el equilibrio cuando Busquets perdió su zona para las ayudas a Carvajal. Quedaban nueve minutos para el final cuando llegó el empate en una jugada polémica. Éder tocó de puntera y se dejó caer tras adelantarse a Ramos que llegó tarde. El colegiado no señaló penalti pero corrigió tras consultar al juez de línea. De Rossi definió con la tranquilidad del veterano.

El castigo pudo ser mayor en un final eléctrico, pero Inmobile chutó cruzado tras marcharse de Piqué con un buen gesto técnico, y el colegiado anuló el tanto de la remontada a Belotti tras un remate fallido en posición ilegal de Inmobile. España no clamó venganza tras exhibir su estilo una hora.