Zoran Vulic dialoga con Miquel Àngel Nadal tras la llegada a Croacia. Foto: JOAN TORRES

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El futuro empieza hoy para el Mallorca. El equipo de Krauss jugará esta noche el partido de ida de la previa de la Champions en el infernal estadio del Hajduk Split. Los de Bernd Krauss tienen en sus manos una segunda oportunidad, esa de la que sólo disponen un reducido número de futbolistas. Hace dos años el equipo balear echó por tierra la posibilidad de entrar en la Liga de Campeones. El Molde impidió a toda una Isla disfrutar de la mejor competición continental. Sin embargo, casi la mayoría de jugadores que vivieron esa pesadilla, han conseguido, con su esfuerzo, volver a tener la oportunidad de ingresar en el olimpo del fútol moderno.

Los mallorquinistas tienen una espina clavada y esta noche empieza la operación de extracción. En la calurosa ciudad de Split, los rojillos buscan resarcirse de una de las peores experiencias vividas en un campo de fútbol. Tras el batacazo de hace dos años, el Mallorca ha ganado en experiencia. Sabe que cualquier tipo de confianza puede ser fatal de necesidad y, de ahí, que todo el grupo mallorquinista haya insistido una y otra vez en que la confianza en estos momentos es mucho mayor que cuando Mario Gómez dirigía a este mismo equipo. Con la conjura de vestuario hecha realidad, ahora sólo resta el conocer cómo reponderá el equipo físicamente y de qué manera afrontará el ambiente infernal que se vive en el Poljud Stadium.

El equipo de Split se caracteriza por contar con el apoyo incondicional de sus seguidores que esta noche llenarán las 50.000 localidades disponibles en el vetusto campo croata. En el apartado deportivo, Krauss no dispone de los lesionados, Miquel Soler y Gustavo Siviero. Tampoco podrá contar con Finidi George ya que ayer se confirmó definitivamente su pase al conjunto del Ipswich Town. Su plaza en la zona de interior derecho será ocupada, en principio, por Àlvaro Novo. El resto de futbolistas serán los mismos que han ido actuando en los diferentes partidos de pretemporada. El conjunto isleño quiere dejar los menos asuntos pendientes para el partido de vuelta y de ahí que no sirva el referente de Molde donde un empate a cero no fue ni mucho menos suficiente como para seguir adelante. La consigna es intentar ganar y, cuando menos, marcar un gol en el estadio croata.

Para ello el alemán dispone de todos sus mejores artilleros y de un Ibagaza que puede convertirse en fundamental ya que su juego entre líneas resulta fatal para un Hajduk que en defensa presenta lagunas importantes. La posesión del esférico y también el aguantar con fe los primeros veinte minutos de juego, se aventuran como dos de las principales claves a la hora de intentar buscar un resultado interesante.