El día después de perder dos puntos ante el Deportivo Alavés estuvo
marcado en Son Bibiloni por la charla que dio Bernd Krauss a sus
futbolistas antes de la sesión de trabajo.
El alemán se dirigió especialmente a los hombres que fueron
titulares frente al equipo vitoriano y durante casi quince minutos
las opiniones entre todos los protagonistas se fueron
intercambiando a fin de evitar caer de nuevo en errores como los
cometidos el domingo pasado en Son Moix. Errores claros y que no
escapan a nadie, unos originados por la incertidumbre que
exhibieron los propios futbolistas, tanto en defensa como en
ataque, y otros motivados por el propio técnico que se empeñó en
convertir a Miquel Soler en interior.
Precisamente éste fue uno de los temas más debatidos ayer en la
Ciudad Deportiva Antonio Asensio. El defensa compareció ante los
medios de comunicación para dar su versión de los hechos y ejercer
un acto de autocrítica consigo mismo. Circunstancia a todas luces
injusta, ya que el culpable de su pobre rendimiento no fue el
propio jugador sino su técnico, que le colocó en un lugar donde su
juego no brilla como si lo hace en el lateral.
«No jugué bien y a la conclusión del encuentro estaba molesto
conmigo mismo por no haber jugado como esperaba», manifestó Miquel.
«El principal problema es que si juegas en el medio campo recibes
muchos balones de espalda, y si no estás acostumbrado esto entraña
el problema de perder la posesión del esférico y supone que te
creen problemas en tu propia portería. Esta es una de las
prestaciones que evidentemente yo no tengo, ya que apenas he jugado
en esa posición», declaró Miquel.
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