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Carlos Román / Miquel Alzamora
El fútbol balear, al menos en las categorías inferiores, disfruta de un dulce momento y está cada vez mejor representado más allá de nuestras fronteras. Cada verano son más los jugadores que se atreven a dar el salto hacia la península y probar fortuna lejos de casa, por lo que la nómina de talentos exportados es cada vez más extensa y notable.

Ya sea porque en la Isla no se les valora lo suficiente -como sucede en la mayoría de los casos-, o porque las posibilidades de triunfar se multiplican al hacer las maletas, lo cierto es que la costumbre de emigrar está cada vez más extendida y que, en sólo unos años, los jóvenes isleños han visto como se incrementaban sus posibilidades de futuro.

Uno de los valores que cotizan más alto entre esa nueva hornada de futbolistas es emanacorí Sergi García Mut, que en sólo unos meses se ha convertido en uno de los referentes del primer equipo cadete del Valencia. Después de ganarlo todo en la Isla con la camiseta del Mallorca, el delantero firmó hace unos meses un contrato de cinco temporadas con el club ché (que se impuso al Real Madrid en la carrera por su fichaje) y empezó a trabajar en Paterna para ganarse la confianza de los técnicos que más fuerte apostaron por sus prestaciones.