El club que preside Miquel Ramis buscó un cambio arriesgado que ya le dio buen resultado en plena carrera por la LEB, cuando pusieron el equipo en manos de Eloy Doce en víspera del inicio de las series por el ascenso a la segunda categoría del baloncesto español. Tobalina se hizo con la pizarra y desde el primer momento enseñó su manual. La vuelta de Lewis a la demarcación de base, las rotaciones y la gestión del vestuario en busca de compromiso fueron los ingredientes aplicados en busca de la receta del éxito.
Sin embargo, la guinda fue la llegada de Lou Roe. El jugador estadounidense, un ganador nato, encauzó las individualidades de una nómina de jugadores plagada de talento y se ha encargado de liderar un grupo que no conoce la derrota desde su llegada. El ala-pívot estadounidense no sólo marca las diferencias, sino que incrementa las prestaciones de su compañero. Las victorias no tardaron en llegar una vez que la fórmula de Tobalina y el 'efecto Roe' surtieron efecto.
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