Una denuncia. «Mallorca está a punto de perder parte de su
patrimonio musical». Una solución. «Grabar un disco para
conservarlo». El grupo Tramudança lleva en ello 18 años, desde que
empezaron en 1983 a intentar recuperar el repertorio de canciones
tradicionales mallorquinas. El resultado de esta búsqueda, un doble
compacto llamado «No dóna gran cosa més l'agre de la terra» en
honor a Salvador Galmés y su libro «Flor de card», que termina con
esta frase.
«Teníamos que recuperar a la gente, intentar revivir la fiesta a
través de ellos», dijo Joana Domenge, integrante del conjunto. Por
ello, los componentes de la formación decidieron rememorar el
pasado mediante sus protagonistas, aquellas personas que, de
jóvenes, cantaban en el campo. Francisca «Cotana» y Rafel «de Sa
Fontpella» forman parte de esta generación. En el primer CD, ellos
son los que ponen la voz a las jotes, los boleros, los fandangos y
las mateixes, igual que lo hacían mientras trabajaban la
tierra.
«Se trata de la tradición más auténtica, que proviene de esa
Mallorca pobre anterior a la actual», en palabras de Rafel Duran,
escenógrafo que participa en el disco tocando el guitarró. «Cuando
canta l'amo Rafel, revive un pasado», comentó Duran. En el segundo
compacto del disco, los protagonistas son Tramudança y su
repertorio de las ballades.
Con «No dóna gran cosa més l'agre de la terra» se han cubierto
tres vertientes. Una etnográfica: la recuperación de música que ya
no se oye. Otra investigadora: la búsqueda por los archivos. La
tercera, la del ball de bot. «Mezclan el rigor científico con la
pasión por lo que hacen», según Maria Antònia Vadell, consellera de
Cultura del Consell de Mallorca.
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