Macaco es efectismo puro y duro. Foto: NURIA RINCÓN

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JOAN CABOT

Durante unos minutos parecía que todo se iba a ir al traste, pero, al final, fue como si no hubiera pasado nada. La lluvia, a las 20.00, no impidió que el Festival Brot siguiera adelante, aunque retrasara la salida de Macaco. Tampoco impidió que todo siguiera según lo previsto que Tokyo Shock Boys perdieran el equipaje: camisetas, calzoncillos y petardos incluidos. La organización había decidido seguir, y a juzgar por el público que decidió aguantar a pesar de la amenaza de lluvia, uno debería preguntarse qué hubiera pasado si el día no llega pintar tan mal: estaba lleno a pesar de las nubes, con sol podría haber sido un llenazo antológico.

Pero la divina providencia quiso que Macaco empezaran sin saber muy bien cuándo iban a terminar. Estaban atemorizados por lo que pudiera caer, pero, no cayó nada y su concierto acabó sin incidentes. Lo suyo es el mestizaje. De los herederos de Manu Chao, Dani Macaco es uno de los aún dignos. Arrancó con Ingravitto y fue añadiendo condimentos a un aliño que animó al público como no lo haría nadie más en toda la noche. Al fin y al cabo, Macaco es efectismo puro y duro. Rock, funk, latin, hip hop y lo que haga falta.

Todo en su dosis justa para no excluir a nadie del público, que todo el mundo encuentre su sitio y hasta el más excéptico se ponga a bailar. El concierto perfecto para un festival de este tipo. Luego vino el anticlímax con Tokyo Shock Boys. Durante la tarde se rumoreaba que les habían perdido el equipaje y toda la parafernalia para su actuación, y a juzgar por lo que ofrecieron quizás habría sido lo mejor. Son una mezcla de Jackass y Ossifar que se supone rompedora y tal. Pero a parte de ver a un japonés colgándose un poa en el escroto, no vimos nada que no emitan en cualquier cadena pública entre semana y por la tarde.