El narrador, ensayista y articulista Guillem Frontera, muy ligado al mundo del arte, ha fallecido este lunes a los 79 años. | Vicenç Mates

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La luz del narrador, articulista y ensayista Guillem Frontera (Ariany, 1945), muy ligado al mundo del arte, se ha apagado este lunes a la edad de 79 años.

Miembro de la Generació dels 70 e insertado en el realismo social, se inicia en la escritura a través de la poesía. Autor de numerosas y exitosas obras, que marcaron un antes y un después en nuestra narrativa, tales como Els carnissers (1968), Tyrannosaurus (1977) o Sicília sense morts (2015), impulsó la galería Bisart en la Palma de los años 80, fue gerente del Casal Solleric, dirigió la Gran enciclopèdia de la pintura i l’escultura a les Balears, impulsada por Pere A. Serra, fundador del Grup Serra, fue comisaro de exposiciones y fue una firma prolífica en la prensa local.

Frontera se formó en el seminario Seràfic de la Porciúncula de los frailes franciscanos, una etapa que siempre confesó recordar negativamente y que siempre le despertó sentimientos de desapego hacia la religión.

Miembro de la Generació dels 70, un joven Guillem se forma en la lengua y la literatura catalanas de forma autodidacta, entrando en círculos relativamente clandestinos y amparado por las generaciones anteriores. Algo más tarde, a los 20 años, se embarca en la fundación y dirección de La Sínia (1965), una colección de poesía donde publica A ritme de mitja mort (1965) y El temps feixuc (1966). A pesar de este temprano interés por la poesía, pronto empieza a cultivar la narrativa, género al que se dedicó desde entonces.

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Como novelista, a los 23 años entra con fuerza en el panorama literario catalán con Els carnissers (1968), Premi Ciutat de Palma, que se publica con prólogo de Llorenç Villalonga. Se trata de la primera obra que presenta la transformación de la isla de Mallorca como consecuencia del turismo, –adelantándose a su tiempo y lo que estaba por venir–, una nueva industria que transforma la economía y la sociedad de arriba a abajo. De esta forma, Frontera se inserta en el realismo social con un planteamiento crítico que continúa en las obras posteriores: Cada dia que calles (Premi Ciutat de Manacor 1969) y Rera els turons del record (1970).

Poco después, en 1977, sale a la luz Tyrannosaurus, una novela paralizada por la censura y polémica porque narra la vida de unos alumnos preadolescentes del seminario franciscano de la Porciúncula, que sufren abusos sexuales por parte de un religioso y que se reeditó en 2020. Luego llegaron obras centradas en dos temáticas clave en su carrera: el mundo del arte y la corrupción política, entre las que se incluyen Una dolça tardor (1983) o Un cor massa madur (1994). Y tras un largo silencio literario se lanzaron Si una nit penses en mi (2011), L’adéu al mestre (2013) –una crítica a la especulación en el mundo del arte y sobre el fenómeno Miquel Barceló–, Sicília sense morts (2015), que Nova Producciones adaptó a la pequeña pantalla para IB3 Televisió, y La vida dels cossos (2019). También cultivó la narrativa breve, recibiendo varios galardones en este campo, e incluso publicó un libro de aforismos.

Mientras, en el mundo del arte, Frontera destacó por sus artículos en prensa –colaboró con numerosas cabeceras, entre ellas Ultima Hora, Diari de Balears o más recientemente en Ara Balears–, críticas y comisariados de exposiciones. También fue director del Casal Solleric de Palma y de la Gran Enciclopèdia de la Pintura i l’Escultura a les Balears, editada por el Grup Serra e impulsada por su fundador, Pere A. Serra. También formó parte del consejo de dirección de la Gran Enciclopèdia de Mallorca y promovió la desaparecida galería Bisart de Palma en los años ochenta. Ademas, era miembro de la Reial Acadèmia de Belles Arts de Sant Sebastià.

Activista

Frontera fue también un agitado activista por la cultura y la lengua catalanas. En este sentido, fue reconocido en 2007 con el Premi Gabriel Alomar de los Premis 31 de Desembre que concede la Obra Cultural Balear (OCB).

Ya en 2023, hace algo más de un año, el Festival de Novel·la Negra Catalana Tiana Negra le concedió el Premi Trajectòria a la Creació, siendo el primer ganador de este reconocimiento. Ganó muchas distinciones, como Premi Mercè Rodoreda 2007 y el Premi Crítica Serra d’Or 2009, ambos por La mort i la pluja, reconocimientos que hicieron de la suya una carrera redonda.