Josep Lluís Pons Hinojosa, director general d’Innovació del Govern, enseña el nuevo edificio a El Económico semanas antes de ser recepcionado.

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El Complex Científic de les Illes Balears, ubicado en el Parc Bit, está más cerca de ser realidad ocho años después del inicio de su construcción. Las obras están casi acabadas y quedan pendientes unas últimas salvedades. El edificio, que el Govern recepcionará en las próximas semanas, tiene el objetivo de promover la investigación y el desarrollo (I+D) en el ámbito de la biotecnología y fomentar la transferencia de conocimiento entre investigación pública y empresas. Después de la recepción, se licitará el mobiliario y el equipamiento para que a principios de 2019 puedan instalarse sus nuevos ocupantes, que serán institutos de investigación y empresas del sector de la bioeconomía.

El Complex es una reinvindicación histórica para fomentar la economía del conocimiento en Balears e impulsar la I+D+i. El segundo Pacte de Progrés presentó el proyecto en octubre de 2008 y el president Antich puso la primera piedra en 2010. Tenía que estar listo en 18 meses pero con la crisis, la obra quedó paralizada durante años. El Govern de Francina Armengol retomó el proyecto, que pensaba inaugurar a principios de 2016, pero diferentes desacuerdos con las empresas contratistas lo retrasaron de nuevo. Ahora ya está casi listo, pero todavía quedan pendientes algunos trabajos, como resembrar la cubierta vegetal y cambiar las cornisas.

El Complex se ubica entre las calles Blaise Pascal, Thomas Edison y Ada Byron. Ocupa cuatro parcelas, con un total de 6.226 metros cuadrados y tiene una superficie construida de 10.142 metros cuadrados.

EL EDIFICIO. El complejo está formado por dos edificios negros de diferente tamaño que están conectados bajo tierra y separados por una calle peatonal llamada Ágora.
El edificio más grande está compuesto por seis módulos que ocupan un piso subterráneo, planta baja y primer piso. Todos los módulos están conectados entre sí y los de los extremos cuentan también con un segundo piso. La idea del arquitecto, Manolo Fonseca, era que estos edificios más altos dieran sombra a los demás sin privarles del aprovechamiento de la luz natural. Uno de sus elementos más diferenciadores es el tejado, que cuenta con una cubierta vegetal que ayuda a regular la temperatura del edificio.

Los módulos centrales son de uso común y albergan una biblioteca y una zona de seminarios o auditorio para poder hacer jornadas, talleres, etc.

Una parte de este primer edificio se dedicará a ofrecer oficinas para empresas en un espacio diáfano en el que se pueden añadir o quitar paredes y despachos en función de las necesidades. Asimismo, cuenta con 15 laboratorios enfocados al ámbito de la microbiología y diferentes cámaras refrigeradoras, salas de material y espacios para ubicar la tecnología.

“El espacio está pensado para poder crear y compaginar en un lugar común el trabajo de los investigadores y el de las empresas, para así promover la transferencia de conocimiento de alto valor añadido del ámbito investigador al tejido productivo. Necesitamos más investigadores para poder captar más inversión.

También se busca que haya más empresas innovadoras. Si somos capaces de crecer de manera inteligente, seremos capaces de aumentar la inversión en I+D”, indica Josep Lluís Pons Hinojosa, director general d’Innovació del Govern, quien apunta que el Complex complementará a la UIB y Son Espases como infraestructuras puntales.

Este primer edificio albergará también el Inagea (Instituto de Investigaciones Agroambientales y de Economía del Agua).

El segundo edificio, que tiene un tamaño inferior, se destinará en su mayoría a institutos de la UIB. Se ubicará en el Complex el IAC3, el Instituto de Aplicaciones Computacionales de Código Comunitario de la UIB, que alberga entre otros los grupos de investigación de Alícia Sintes de astronomía de ondas gravitacionales y de Pep Lluís Ballester, centrado en el estudio del sistema solar. Precisamente en el edificio se ha ubicado una cúpula de observación solar para la potencial colocación de un telescopio.

También se trasladará a este edificio el IFISC (Instituto de Física Interdisciplinar y Sistemas Complejos), que recientemente ha obtenido por parte del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades el título de Unidad de Excelencia María de Maeztu. Esta acreditación supone la consolidación del IFISC como instituto de referencia en el marco de la investigación en sistemas complejos y también es un reconocimiento a la excelencia por sus resultados. El IFISC es la primera entidad de Balears que recibe el María de Maeztu, que le supondrá una financiación de dos millones de euros para los próximos cuatro años, así como otros beneficios para seguir su tarea.

El equipamiento tecnológico se ha pensado para poder albergar estos dos institutos, que requieren herramientas para el cálculo avanzado.

El segundo edificio cuenta con un pequeño aparcamiento de 12 plazas -se desestimó hacerlo más grande para no incentivar el uso del vehículo privado- y vestuarios.

La Ley de la Ciencia que está redactando el Govern prevé otro organismo público, el Institut de Recerca de les Illes Balears (IRIB), que también se instalaría en el Complex. Copiando los modelos del Ikerbasque del País Vasco o del Icrea catalán, tiene el objetivo de captar investigadores de nivel nacional e internacional.

En un futuro también se prevé la puesta en marcha de una bioincubadora, es decir, una incubadora específica para empresas de biotecnología que ayudaría a los investigadores que tienen una idea de negocio a desarrollarla. En el ámbito privado, las empresas biotecnológicas podrán alquilar los espacios del Complex a la Fundació Bit, de la que dependerá.

El Govern calcula que con los institutos de investigación y las empresas que se sumen a principios de 2019 se ocupará entre el 40% y el 50% del espacio, mientras que a medio plazo entrarán nuevas empresas o seguirán creciendo las que ya estarán.

COSTE. El proyecto, que se licitó por 17 millones de euros, se adjudicó por 9.431.827,58 euros y está cofinanciado por el Estado y la Unión Europea a través de fondos que provienen de inversiones estatutarias y fondos FEDER.

Ya se está pensando en diferentes medidas de movilidad que palíen la falta de aparcamientos para coches. Además de un shuttle a la UIB, se estudia la instalación de 60 bicicletas públicas para poder desplazarse a la universidad y una plataforma tecnológica propia para compartir coche.