Refugiados sirios en la parte turca cercana a la frontera. | Efe - KAZIM KIZIL

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La caída del régimen de Bashar al Assad en Siria deja un escenario de incertidumbre política que se extiende también a lo social y que observan de cerca los 6,8 millones de sirios que se encuentran actualmente como refugiados, víctimas de un éxodo que escaló en 2011 al albor de la guerra desatada tras las protestas de la Primavera Árabe.

El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Filippo Grandi, ha advertido de que Siria encara ahora «una encrucijada entre la paz y la guerra, entre la libertad y la anarquía, entre la prosperidad y la miseria». Para los refugiados, esta doble vía implica separar la «repatriación» de «la continuación del exilio».

«Todo depende de que haya una transición pacífica, que respete la vida y las aspiraciones de todos los sirios», ha subrayado Grandi, que comparte una preocupación similar con otros altos cargos de la ONU y organizaciones humanitarias que trabajan sobre el terreno. La de Siria está considerada la mayor crisis de desplazamiento de todo el mundo, con más de 14 millones de sus personas fuera de sus hogares. La cifra aglutina a 7,2 millones de desplazados internos y a 6,8 millones de refugiados, de los cuales 5,5 millones viven en los países vecinos -Turquía, Líbano, Jordania, Irak y Egipto-.

Alemania es el país no adyacente que más refugiados sirios acoge, con más de 850.000, aunque el futuro de las nuevas solicitudes está en el aire. Un portavoz de la Oficina para la Migración y los Refugiados alemana ha confirmado a la agencia de noticias DPA que paralizarán el estudio de las peticiones pendientes tras la caída de Al Assad.

ACNUR siempre condiciona cualquier retorno de refugiados a que sea voluntario y seguro, algo que no parece claro por ahora. Los enfrentamientos por el control de algunas zonas de Siria aún persisten y alrededor del 70 por ciento de la población necesita ayuda humanitaria en un país donde nueve de cada diez personas viven por debajo del umbral de la pobreza. Además, no todos los refugiados se amoldan a un patrón.

Apenas un 5 por ciento viven en campamentos de refugiados, mientras que el 92 por ciento opta por asentamientos rurales o urbanos donde no siempre las condiciones son fáciles. De hecho, ACNUR estima que más del 70 por ciento de los refugiados sirios son pobres. Trece años de crisis ha llevado también a que muchos de estos refugiados no se acuerden ya de Siria o directamente hayan nacido fuera de su país. En torno al 47 por ciento de los sirios en la región tienen menos de 18 años y están sometidos a amenazas específicas, como el trabajo forzado. Más de una tercera parte de los menores refugiados no tienen acceso alguno a la educación, pero el escenario tampoco es mucho más alentador en Siria: más de 2,4 millones de niños no van a clase y 1,6 millones corren el riesgo de terminar abandonando la escuela.