Mercería Durán fue fundado en 1943 y es uno de los comercios emblemáticos de Palma. | Jaume Morey

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La mercería abrió en 1943 y muy pronto fue multada por el Ajuntament porque en ese momento el negocio aún carecía del permiso necesario para abrir. Así lo comenta su actual responsable, Andreu Cañellas Durán, quien aclara que su madre, Bárbara Durán Oliver, sigue siendo la propietaria.

El comercio fue abierto por Bárbara Durán y sus dos hermanas, «pero a ella, al ser la menor, la mandaron unos años a otra mercería para que aprendiera el negocio», comenta Andreu Cañellas.

Durán es una de las pocas mercerías tradicionales que se conservan en el barrio de Pere Garau, con 75 años de historia es uno de los establecimientos más emblemáticos de esta zona y también de todo el distrito de Llevant, siendo depositaria de un modelo comercial tradicional de venta al detalle y de proximidad.

La mayor parte del mobiliario del local es de madera y de una cierta antigüedad. Cuenta con un mostrador al fondo de madera y vidrio, «que hizo un tío mío que era carpintero», según recuerda el responsable, y diferentes estanterías alrededor.

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Andreu Cañellas lleva al frente de la tienda unos 15 años y reconoce que el recambio generacional hoy por hoy no esta garantizado, aunque él estaría dispuesto a que alguna de sus dos dependientas, Laura Martorell y Xisca Mira, siguiera con ella.

Ante la pregunta de cómo va el negocio actualmente, Andreu es directo: «horrible», responde. «Apenas quedan comercios antiguos en este barrio y las ventas han bajado mucho, sobre todo desde la entrada del euro y más con la crisis económica». Tiene claro que «el negocio pervive porque el local es nuestro y no tenemos que pagar los altísimos alquileres de hoy en día, si no sería imposible».

El principal factor de la bajada de las ventas, cuenta, «es que apenas quedan modistas, que eran las principales clientas, tan solo personas que hacen arreglos». Aún así, aunque ha habido épocas muy duras, considera que «peligro real de cierre no hemos tenido». Eso sí, la mercería abre todo el año con tan solo media jornada en agosto.

El negocio abrió en la casa familiar y en 1974 fue ampliado al estado actual. En los orígenes se vendían productos de mercería, pero llegaron a vender incluso juguetes. Como otros negocios tradicionales, «también hemos notado que la gente joven no está acostumbrada a comprar en comercios así», admite Cañellas, por lo que la clientela es gente mayor que hace muchos años que acude. Los inmigrantes que viven en el barrio también forman parte de su clientela.

La inclusión de la tienda en el catalogo de establecimientos emblemáticos es para esta mercería «una muy buena noticia, aunque en cuanto al publico no hemos notado la diferencia», afirma su responsable. En su opinión, la clave para que la tienda haya subsistido tantos años, además del hecho de no tener que pagar alquiler, «es que damos a la clientela lo que nos pide, con un trato personalizado y cercano».