Gabriel Gomila se siente orgulloso del Mercedes 200 que heredó de su padre. | Francisco Tortella Mas

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Gabriel Gomila no es coleccionista de coches, tampoco mecánico, pero no ha podido desprenderse de este Mercedes 200 de 1980 que su padre compró como coche familiar en el que Gabriel recuerda haber pasado buenos momentos con toda la familia. «Lo cierto es lo conservo –dice– por una cuestión puramente sentimental y porque guardo muy buenos recuerdos de pequeños todos juntos yendo de un sitio a otro, me recuerda los días de reuniones con la familia, por eso decidí dejarlo en casa a la muerte de mi padre.

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No soy coleccionista, tengo un utilitario, como casi todo el mundo, que es con el que vivo el día a día; este vehículo sólo lo utilizo los fines de semana como forma de conservación». Gomila destaca de este coche su robustez y su línea, muy diferente a los modelos actuales, pero que era una seña de identidad de estos coches. En los 35 años que tiene jamás se le ha tenido que cambiar una pieza, conserva todas las originales y en cuanto a chapa está en perfectas condiciones, nada de óxido. Este modelo comenzó a fabricarse a partir de 1975, era un coche con una potencia inicial 90 CV que posteriormente se incrementó a 109 CV. Los entendidos lo consideran el antecesor de la actual Clase E.