María Pérez, junto al Seat 600 que lleva en su hogar desde 1958 y del que tiene grandes recuerdos vividos con su familia. | Juan Miguel Giménez

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María Pérez es la propietaria de este emblemático 600 del año 1958 y que lleva en su familia desde ese mismo año, cuando lo compró su marido. Fue uno de los primeros que salieron de la factoría de la Zona Franca de Barcelona, ya que la producción de este modelo se inició en 1957 bajo licencia Fiat. María no es una coleccionista de clásicos, simplemente tiene este seiscientos y lo conserva por una cuestión de sentimentalismo, ya que lo compró su marido y cuando este murió, hace ya casi dos décadas, decidió conservarlo en el garaje.

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Gracias a su amistad con el matrimonio Nicolau-Figuerola se apuntó a una de las asociaciones que hay en la Isla de coches antiguos y acude cada mes a sus excursiones. «El coche está tal y como salió de fábrica –explica María– en los casi cincuenta y siete años que tiene jamás ha tenido ningún problema. Todo es original, no se le ha hecho ningún tipo de retoque ni de chapa, ni de motor ni de tapicería. La verdad es que desde que me quedé viuda sólo lo uso los fines de semana y gracias a mi amistad con Nicolau éste se preocupa de que se le realicen las revisiones de motor que son necesarias y por ello está en perfecto estado. Hace pocos kilómetros, sólo lo utilizo para las salidas con los amigos de la asociación, que suelen ser una vez al mes, y si algún mes no puedo lo utilizo por el pueblo, nadie más lo conduce. Espero algún día poder dejárselo a mi nieto, aunque aún es pronto para ello».