Pedro Galiana, al lado de su Citroën 2 CV. | Jaume Morey

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Los hijos de Pedro Galiana parecen haber heredado de su padre la pasión por los coches, aunque el cabeza de familia no se considera un coleccionista, pero sus hijos, Ignaci y Nadal, sí han conseguido hacerse con una importante colección de clásicos, muchos de ellos americanos. El cabeza de familia, Pedro, tiene entre sus joyas un Citroën 2 CV que adquirió hace cincuenta años cuando era un chaval. Asegura que en su día fue el segundo 2 CV que llegó a la Isla y que fue a buscarlo a la misma factoría que la marca francesa tenía en Vigo. Después cruzó todo el norte de la Península hasta llegar a Barcelona, donde finalmente embarcó con el coche rumbo a Palma. Le costó la friolera de 110.000 pesetas de la época.

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Su hijo Ignaci, un joven técnico de mantenimiento de aeronaves, nos contó que desde pequeño le entró el gusanillo de los coches, sobre todo los clásicos, y cuando tuvo tiempo y algo de dinero se lanzó a la caza de algunos de sus modelos preferidos. Entre sus joyas está un Chevrolet Camaro RS 350 de 1969, con un motor V-8 y una cilindrada de 5.700 cc, un coche que adquirió de segunda mano hace diecisiete años. Explica que el vehículo llegó a España procedente de Estados Unidos, de importación, y fue matriculado en España. Cuando lo compró necesitaba muchas horas de trabajo y tardó casi dos años en conseguir su restauración total.

Su hermano Nadal, mucho más conocido por el público por su faceta de piloto de rallies, también es un gran aficionado a los clásicos y a los coches americanos en particular. Entre los suyos destaca un Buick Century de 1956 con un motor V-8 de 260 cv que adquirió en 2005 en Alicante, fruto de un trueque por un Chevrolet Bel Air que poseía. El coche estaba en regulares condiciones y fue necesario hacerle una buena restauración para devolverle su antiguo esplendo. Nadal, al igual que su hermano Ignaci, dedica tiempo y mimos a su afición y entre ambos tienen una buena colección.