Dionisio Perea, a sus más de setenta años, sigue siendo un enamorado de la marca francesa.

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Dionisio Perea Espinosa es un mecánico jubilado de 75 años que ha dedicado toda su vida al mundo de la mecánica y a trabajar en un taller, primero lo hizo como asalariado durante 21 años en uno de los primeros concesionarios Citroën que hubo en Palma, y más tarde se estableció por su cuenta junto con un compañero y allí estuvo hasta su jubilación. Su estancia en el concesionario de Citroën le infundió un especial cariño por los coches de la marca francesa, de ahí que ahora se siente realmente orgulloso de su Citroën 2CV CT de 1975 que él mismo restauró con sus propias manos una vez jubilado y ayudado por su buen amigo Llorens.

En cuanto al coche, nos cuenta que un cliente lo tenía abandonado en Bunyola y se lo regaló a su amigo Lorenzo de Talleres Llorenç. Ambos amigos fueron juntos a ver el coche para hacer un primer análisis de cómo se encontraba y tras una primera vista Llorenç se inclinó por restaurarlo, lo que encargó a nuestro interlocutor, Dionisio, que sin pensárselo dos veces lo desmontó por completo, aunque su amigo le había pedido que fuera poco a poco.

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COMPUNGIDO

Cuando vio todas las piezas esparcidas se quedó un poco compungido, pero enseguida reaccionó y supo que el coche estaba en buenas manos. Cuatro años estuvo restaurándolo y nos comenta que fue caro, ya que había mucho trabajo que hacer, aunque afortunadamente al estar jubilado el tiempo era lo de menos. Pero, cosas de la vida, su amigo Llorenç murió víctima de una grave enfermedad y la viuda y los hijos decidieron que se lo quedara Dionisio sin pagar una peseta. Algo que agradeció en su momento y acordó con los familiares que él lo disfrutaría mientras pudiera y luego se lo retornaría para que ellos hicieran lo que consideraran más oportuno.

En la actualidad el coche está en perfectas condiciones y Dionisio lo utiliza los fines de semana para salir con su mujer a dar una vuelta y participa en las excursiones que organiza su club, el 2 CV. Nos comenta Dionisio que no es un coleccionista, bueno a medias, pues nos confiesa que tiene una bonita colección de miniaturas que ha ido juntando durante muchos años. En la actualidad dispone de unas sesenta piezas, muy bien conservadas, a las que mima en sus ratos libres. Son modelos que iba adquiriendo semanalmente en un kiosco y los fue colocando en una vitrina, de ahí que nos dijera, con cierta gracia, que es un coleccionista de vitrina.