Imagen panorámica del Corvette y, junto a él, Nacho, a la izquierda y Manuel, a la derecha, ambos orgullosos de su coche. | Juan Miguel Giménez

TW
6

Manuel y Nacho López-Barea, padre e hijo, son los propietarios de este Corvette de 1986 que llegó a sus manos en forma de regalo y que tiene una historia realmente bonita y de película de suspense. Nacho, que lleva la voz cantante, nos cuenta cómo el coche llegó a la familia. Resulta que en 2001 su familia compró una casa a un ciudadano escocés, que vivía en la Isla y que era trabajador de plataformas petrolíferas, y que por razones de trabajo se desplazaba a vivir a Australia, por lo que tenía que vender con urgencia la vivienda que tenía en Mallorca.

Una vez realizada la compra, Manuel y su familia se trasladaron a la nueva casa para preparar la mudanza y cuál fue su sorpresa cuando al llegar al garaje encontraron algo tapado con una lona. Al descubrirlo vieron que se trataba de un Corvette; rápidamente llamaron al propietario de la vivienda para comunicarle que se había dejado en el garaje un coche y éste les respondió que el coche iba incluido en el precio de la casa, ya que no podía llevárselo hasta Australia y además tenía el volante a la izquierda, por lo que le era más recomendable comprarse uno al llegar al continente australiano.

Noticias relacionadas

OFERTA DE COMPRA
En cuanto al coche, nos comentan que estaba en relativo bien estado, aunque llevaba ocho años sin circular y la pintura había sufrido algunos desperfectos y hubo que cambiar la caja de cambios, ya que una mala reparación anterior propició que un tornillo perdido ocasionara daños irreparables, por lo que hubo que cambiarla por completo.

Otro de los aspecto que el coche tenía en mal estado era la pintura, por ello un día un ‘supuesto’ ingeniero automovilístico contactó con ellos para ofrecerles una especie de cura milagrosa para reparar la pintura que estaba muy dañada. Dijo que se lo tenía que llevar a Inca, donde tenía el taller y eso hizo. Al cabo de dos meses y en vista de que no daba señales de vida, Manuel y su hijo se desplazaron hasta Inca para ver qué ocurría y lo que ocurría es que no había coche, ni ‘supuesto’ ingeniero ni taller. Así fue como descubrieron que habían sido víctimas de una estafa, aunque en poco tiempo la Guardia Civil les dio noticias sobre el vehículo, que se encontraba en Valencia, donde una mafia de coches robados fue detenida y uno de esos coche era su Corvette. Viajaron a Valencia y, tras realizar los trámites necesarios, volvieron en barco con el coche y desde entonces lo guardan como un bien preciado.

Lo que más les sorprendió a Manuel y Nacho fue cómo el vehículo sin ningún tipo de documentación pudo viajar desde Mallorca a Valencia sin que nadie detectara que era un coche robado. Después de todas estas peripecias, en 2006 deciden acometer una restauración por completo para dejarlo todo en perfecto estado y así poder conservarlo muchos años más. Hay que decir que después de 30 años presenta un aspecto magnífico y les sirve para pasar un rato en familia los fines de semana o de vez en cuando para mantenerlo operativo.