El estadio de Son Moix nos ha servido como escenario para este modelo híbrido enchufable que cuenta con buenas prestaciones y con un consumo mínimo de combustible.

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Tuvimos la oportunidad de probar hace un tiempo el Kia Optima con motor diésel, y posteriormente la versión más familiar, denominada SW (Sports Wagon). Es un automóvil que nos gustó bastante en líneas generales en lo que se refiere a calidades, tecnología y comodidad de sus ocupantes.
La marca surcoreana, desde hace un tiempo, se ha metido de puntillas pero con paso firme en las versiones híbridas, «mundo» en el cual hizo su primera incursión con el Niro, un vehículo que ha gustado, ya que ofrece mucho a sus usuarios por bastante poco.

El Kia Optima es un vehículo del segmento D, un tipo de automóvil que últimamente se ha visto relegado a un papel de segundón por la proliferación de los vehículos SUV, que siguen su senda exponencial de ventas en detrimento de las berlinas tradicionales, a las que les cuesta levantar cabeza.
Hay que decir que si hablamos de seguridad, a pesar de todas las ayudas a la conducción y demás sistemas, los vehículos más bajos son los más seguros al tener el centro de gravedad más bajo, aunque la estética y la sensación de seguridad hacen que el tipo de vehículo vencedor sea un SUV; aunque para gustos, los colores.
El Kia Optima PHEV cuenta con unos faros bastante grandes, de diseño moderno y atractivo, más del estilo asiático que europeo. La parte posterior dispone de unas luces con un diseño bastante más tradicional.

MOTOR

En cuanto al propulsor, éste es uno de los grandes atributos con los que cuenta el Optima PHEV. Así, dispone de un propulsor de gasolina de 1.999 cc, además de incorporar otro más pequeño eléctrico, con lo que se consigue un total de 205 CV de potencia total, aunque no su comportamiento no sea el de un vehículo deportivo.
El funcionamiento de este sistema de propulsión es curioso e interesante, ya que permite cambiar sin problemas entre alimentación con gasolina y con electricidad, o circular combinando ambas. Además, el sistema de frenado regenerativo convierte la energía cinética para recargar la batería. El vehículo cuenta con una toma de 220 V e incluye un cable de tipo 2 para una carga sencilla en casa.
Funcionando sólo con el motor eléctrico se pueden recorrer cerca de 45 km yendo a un ritmo bastante bajo. Se puede ir tranquilamente por carretera sólo con el motor eléctrico, aunque si se aprieta mucho el acelerador, la carga de la batería baja de forma rápida.

En el comportamiento sobre el asfalto se ha optado –de forma acertada– por una configuración muy basada en la comodidad de los ocupantes, lo cual es normal en una berlina de este tipo. El trazado de las curvas es muy bueno, aunque si es cerrada quizá tiende un poco a sobrevirar, sin que se pierda el control en ningún momento.
Sus medidas generosas se ven perfectamente reflejadas en el interior, ya que los ocupantes de las plazas traseras van muy cómodos sentados, con un gran espacio para las piernas, además de ser muy amplio también lateralmente.
La versión que hemos probado es la mejor equipada, que dispone de asientos de piel, con regulación eléctrica los delanteros, lo que le da un toque muy lujoso. La consola central del vehículo se caracteriza por disponer de una pantalla táctil de grandes dimensiones, que ayudan a controlar la mayoría de las funciones del vehículo.
El acceso al maletero es bastante cómodo y gracias a su anchura y distribución regular, aunque la boca es un poco estrecha para poder albergar paquetes de dimensiones generosas.