Pedro Avellano es el propietario de este Mercedes 280 SL Pagoda de 1969 que adquirió en agosto de 2015 en Francia y que estaba en muy buenas condiciones

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Pedro Avellano nos cuenta las maravillas de su Mercedes 280 SL Pagoda de 1969 que adquirió en 2015 en Francia. La verdad es que la llegada del coche a Palma no fue una auténtica odisea. El coche vino de América, donde terminaban más del 70 % de los coches fabricados de este modelo, gracias a una empresa de compra venta de vehículos de segunda mano. Y ahí fue donde lo adquirió nuestro protagonista. No obstante, no fue llegar, comprarlo y traérselo, ya que el coche tenía matrícula francesa y hubo que esperar casi cuatro meses hasta que en Barcelona se tramitó el cambio de matrícula a histórica. Una vez en Palma se le dio un pequeño repaso de motor, puesta a punto principalmente, y se restauró la tapicería.

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PEQUEÑOS RETOQUES
Para las mejoras en mecánica contó con la ayuda de un buen amigo, Toni Ramírez, que le ayudó en todo lo necesario para dejar el coche en perfectas condiciones. Y eso fue todo. Desde entonces el coche funciona a las mil maravillas y lo utiliza a diario. La verdad es que oír hablar a Pedro del vehículo demuestra lo mucho que le gusta, un profano en el mundo de la mecánica, pero que adora los clásicos. Nos cuenta que ya hace algunos año tuvo un Citroën Stromberg y que también, como muchos otros amantes del coleccionismo, su afición empezó con las motos, de las que aún conserva varios ejemplares. En cuanto al vehículo, hay que decir que en marzo de 1963 hace su aparición estelar en el Salón de Ginebra el 230 SL, pronto fue bautizado como Pagoda, un nombre que heredaron las siguientes evoluciones del modelo, el 250 SL y el 280 SL, hasta la llegada de la siguiente generación de SL en 1971. El diseño era de Paul Bracq y sus líneas recordaban a los techos de los templos orientales, de ahí que recibiera el sobrenombre de Pagoda.

En cuanto a su producción, se prolongó durante ochos años y más del 75 por ciento de la fabricación se dedicó a la exportación a Estados Unidos, aunque muchos de estos vehículos luego volvieron a Europa como coches de segunda mano. Al ir destinados al mercado americano muchas unidades tenían cambio automático, muy popular entre los estadounidenses. La versión 280 fue la más potente de todas y el más deseado. Hoy en día es una joya que muchos coleccionistas buscan con esmero. Otra de sus peculiaridades es que estamos hablando de un coche de cuatro plazas, pero que en la práctica sólo pueden utilizar dos adultos y dos niños, dada la poca altura en la parte de atrás que hace casi imposible que una persona adulta pueda sentarse. En fin, hablamos de un icono de Mercedes muy admirado.