Un grupo de vecinos de barrios cercanos paseó por la zona para mostrar las deficiencias. | Jaume Morey

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Los vecinos de los barrios cercanos al futuro bosque urbano del canódromo están «hartos» de ver que la zona se está deteriorando día a día «sin que allí haya actividad desde hace varios meses».

Si preguntan al Ajuntament sobre cuándo se inaugurará el bosque urbano o por qué no avanzan las obras no reciben ningún tipo de respuesta y, mientras tanto, «las malas hierbas miden ya más de un metro, hay pintadas en paredes y en el mobiliario urbano aún sin estrenar, algunos árboles están caídos, hay farolas que ya están rotas, al igual que la valla metálica que rodea el recinto, etc.», lamenta Miquel Rosselló, presidente de la Asociación de Vecinos de la calle Jesús. «No nos dan ninguna explicación y la gente está cada vez más harta de este abandono y degradación», asegura. Critican «el gasto de dinero público que se verá incrementado debido a la desidia y mala gestión de Cort.

Un grupo de vecinos de esta zona y del barrio de es Fortí se dieron una vuelta por el futuro bosque urbano al que se puede entrar y salir sin ningún problema. De hecho, el cerramiento es uno de los temas que más preocupa a estos residentes, «pues por ahora no está previsto cómo se va a cerrar este parque y tememos que se convierta en un lugar de botellón o un punto de droga nocturno», explica Aina María Reynés.

Los vecinos ya han mostrado su indignación por la situación ante responsables del área de Urbanisme del Ajuntament, al que han reclamado que «tome las medidas oportunas para subsanar este desastre». Incluso han recurrido a la defensora de la Ciudadanía, Anna Moilanen.

El que estaba llamado a ser uno de los proyectos estrellas del Pacte de Cort ya lleva año y medio de retraso sobre la fecha inicial de inauguración. El retraso se debe a las modificaciones del proyecto que han debido hacerse, pero nada justifica la falta de mantenimiento ni tampoco que no se informe de cuándo podrá tener lugar la apertura al público.