Propietarios de locales denuncian el «encajonamiento» de sus tiendas. g Foto: MICHELS | Michel's

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Los propietarios de los comercios situados en la calle Punta Ballena, avenida de Magaluf y en los alrededores de la Oficina de Turismo muestran ya sin disimulo su malestar ante las obras de mejora que el Ajuntament de Calvià está llevando a cabo en la zona.

«Parecen interminables, ya que, a la vez que continúan unas, empiezan otras. Están meses con las calles en obras y eso dificulta el acceso a los locales, ya que estos quedan encajonados entre las vallas», aseguran algunos de los empresarios consultados.

Otros aseguran que los trabajos iniciados el pasado otoño y todavía en marcha han demorado la apertura de determinados establecimientos hoteleros, lo que ha provocado que no hayan visto un solo turista del Imserso. «Nunca habíamos tenido un invierno como este», lamentan.

«Esto es una ruina», clama un tercer empresario, que, igual que los demás, en todo momento prefiere mantenerse en el anonimato. «No sabemos nunca el final de las obras, van muy despacio. Pedimos que terminen de una vez y que abran los hoteles. La zona de Magaluf no tiene remedio. Por las noches todo está muerto. Hace unos años, Magaluf era la envidia de Mallorca y ahora es una ruina», reitera este propietario de un local comercial.

Otro, sin embargo, asegura que el ambiente ‘fúnebre’ que se respira a principios de marzo en Magaluf no es un hecho novedoso: «Hoteles cerrados, poca gente, todo sigue igual desde hace 20 años», afirma con vehemencia. Acto seguido, clama contra el Consistorio. «Nos están tomando el pelo. A estas alturas todavía no hay ningún hotel abierto. Necesitamos turistas. ¿Cómo podemos vivir sin turistas y pagar los altos impuestos que pagamos?», pregunta de forma retórica. «Este año no ha habido turistas del Imserso que animaban la zona. Por el contrario, sólo hay vallas y obras», concluye.

La percepción de este grupo de empresarios es que han sido «engañados» por las administraciones y «en todos los sentidos». «Hemos tenido muy poca información sobre los plazos de ejecución de las obras y todavía no sabemos cuando acabarán». Uno de ellos, con 44 años a pie de calle, no recuerda un invierno tan complicado como el que acaba.