Ignacio Dean, este jueves en Palma. | Pere Bota

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«Lo que más he echado de menos y lo que más agradezco cada día es darme una ducha, mucho más que una tortilla de patatas», cuenta Ignacio Dean, malagueño de 35 años, que se convirtió el pasado 20 de marzo de 2016 en el primer español en dar la vuelta al mundo a pie. Dean estuvo este jueves en Palma invitado por B the travel brand Xperience, donde habló de 'Libre y Salvaje', el libro resultado de esta experiencia iniciada en Madrid el 21 de marzo de 2013.

Técnico en Medio Ambiente y licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas, Ignacio Dean comenzó su periplo gracias a unos ahorros. Dean tuvo que soportar temperaturas de entre 50 y -13 grados. «Es más duro el calor que el frío porque con el movimiento te calientas». El aventurero sufrió estas temperaturas en Darwin (norte de Australia).

Uno de los aspectos que más extrañó de su viaje fue cómo llevó su equipaje. «Me decidí por un carrito tipo bebé adaptado, porque en una mochila como mucho caben 15 ó 20 kilos y en este carrito llevaba 75 kilos de peso. Hubo semanas donde no veía a nadie ni nada civilizado y debía ir provisto de la mayor cantidad de agua y comida posible».

En tres años por medio mundo no podían faltar las situaciones peligrosas. «Viví un atentado en Bangladesh con cinco explosiones en cadena y me intentaron asaltar con machetes las ‘maras’ de El Salvador». En cuanto a la salud, solo en una ocasión cayó enfermo. «Tuve unas fiebres muy altas provocadas por el dengue». Su relación con el ser humano ha sido lo mejor. «La gente ha sido el mayor tesoro del viaje. Me siento un privilegiado por haber conocido a tantas buenas personas, que me han ayudado tanto».