Los vecinos de Canamunt vistieron al santo con un llamativo salvavidas en tono reivindicativo contra los alquileres turísticos y la masiva aparición de hoteles en el casco antiguo de Palma. | Julián Aguirre

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El buen ambiente, con música a ritmo de charanga y una gran puesta en escena con Sant Rescat como protagonista, recorrió las calles del casco antiguo de Palma con motivo de las fiestas de Canamunt. Una fiesta que cada año coge más fuerza y donde los vecinos trasmiten un contagioso jolgorio durante el pasacalles a transeúntes y turistas.

La plaza Quadrado, punto de partida de la fiesta reúne a todos los personajes, desde sant Rescat y sus porteadores hasta las manolas y las modernas. Mujeres, unas ataviadas con peinetas y mantillas, y otras con pelucones y enormes gafas de sol. Manel V. Domènech, miembro de la junta de la Asociación de vecinos Canamunt Ciutat-Antiga comenta que «este año el motivo reivindicativo se centra en el apadrinamiento de un canamunter, ya que somos una especie en extinción porque vecinos de toda la vida son expulsados por el aumento en el barrio de casas de alquiler turístico y hoteles».

Sant Rescat, que surgió hace cinco años lucía un salvavidas en su cintura y unas pegatinas que a lo largo del recorrido se fueron dejando en señales de tráfico, contenedores, puertas y demás mobiliario urbano. La banda charanga Final Feliz arropó toda la fiesta con canciones y ritmos populares.