Parecidos razonables: 1°- En sus últimos años mi tio Toni fue guarda-payés-inquilino de una finca, por aquel entonces llamada "La Gomera", propiedad de unos ancianos amigos suyos. Tal era el tamaño del lugar, que años tardó en conocer su extensión. Iba allí muy a menudo a visitarle y no llegué a recorrer la finca entera, a pesar de mis largos paseos... Era la finca más grande del municipio, y tal vez de la Isla. Un día me contó que un amigable tipejo encandiló a los dueños con su labia y "saber estar", de tal manera que los convenció para que le hicieran un poder notarial absoluto con el que (les dijo) iba a negociar sus fincas con el fin de conseguir cierta liquidez. Aunque la pareja de ancianos tenía muchas propiedades, veían como su dinero menguaba día tras día: Contribuciones, reparaciones y otros mantenimientos estaban reduciendo lentamente su cuenta. Desde luego, no eran pobres, pero cuesta mucho mantener las cosas... y los "abuelos" estaban preocupados.
2°- El muchacho, al cual casi consideraban su nieto, poco tardó en poner todo a su nombre y desaparecer de sus vidas. La finca "de mi tio" se dividió en dos y el agraciado muchachito vendió la parte más jugosa al mejor postor. Por suerte, el comprador era una buena persona y permitió a Toni quedarse "en su casa" hasta que murió. Desde aquí mi sincero agradecimiento al actual propietario... y mi desprecio más profundo para el abominable y despiadado "nietecito". Ojalá algún día reciba su merecido.