Tienen que endurecer las sanciones ,multas elevadas y obligar a pagar el coste de la limpieza ... Mano dura por parte de la policía y los jueces.
AURORA PICORNELLTotalment d'acord.
Jan FerragutLuces es lo qué te falta.
grafitis no pero comentaris si que han començat a borrar.....
hay un Atila que lo arreglaría derribando los muros de los conventos y seguramente con los religiosos dentro, vaya país!!!
En mi opinión solo se necesita un departamento: LA POLICIA , detención, multa y obligarles a limpiar sus fechorías, cada pintada tiene una firma y se sabe quiénes son, luego están los gamberros que garabatean por las paredes y que todos sabemos a qué colectivo pertenecen, controlen ese colectivo, eliminen las ayudas al las familias de los causantes, multa y trabajo social. En OVIEDO NO SE VE UNA PINTADA y es porque hay hostias al que pinta
Lo que ganaría la Rambla y ese huerto del convento exactamente igual lo mismo que se debería de eliminar el "añadido" a la iglesia de las Carmelitas, otro jardín ahora huerto escondido de Palma. Edificaciones sin apenas religiosas que poco a poco se deterioran. Que bonita quedaría la Rambla con esas zonas de jardín junto con la Misericordia , edificio y jardín junto con el Botánico totalmente desaprovechado. Imaginen: muros fuera, acceso al jardín arbolado La Misericordia, Convento de Santa Magdalena, Las Carmelitas, el Botánico, la Rambla, esos edificios eclesiásticos remodelados convertidos en estudios o pasarlos a la Universidad para hacer másteres, reuniones, pequeños hoteles. TOME NOTA EL OBISPADO
Queremos un Parc de ses Estacions sin predicadores con megáfono,sin música,sin fiestas de inmigrantes,sin ruidos,sin delincuencia...etc.
Juanporque seas más de bares de lucecitas no tienes porqué cargarte los conventos, Juanillo!
Es comprensible y justificable realizar una crítica dura sobre las pintadas en fachadas y grafitis no autorizados en edificios y espacios públicos. Estas prácticas no solo afectan la estética de la ciudad, sino que también pueden transmitir un mensaje de desorden, deterioro y falta de respeto hacia la propiedad ajena y el entorno urbano. En primer lugar, es esencial destacar que el arte urbano y los murales pueden ser una forma legítima y valiosa de expresión artística, siempre que se realicen con el consentimiento de los propietarios y las autoridades locales. Sin embargo, las pintadas ilegales y sin permiso constituyen un acto de vandalismo que daña la imagen de la ciudad y crea un ambiente de inseguridad. Es justo esperar que un nuevo alcalde, que prometa una ciudad más limpia y cuidada, tome medidas concretas para abordar el problema de las pintadas ilegales. Estas medidas podrían incluir: 1. Aplicación efectiva de multas: Para disuadir a los infractores, es necesario aplicar multas significativas a aquellos que realicen grafitis ilegales. Estas sanciones deberían ser proporcionales al daño causado y a la frecuencia de las infracciones. 2. Implementación de programas de limpieza: Además de aplicar multas, es esencial que los infractores sean responsables de limpiar o reparar los daños que causen. De esta manera, se sensibiliza a los infractores sobre las consecuencias de sus acciones y se restaura el aspecto original de los edificios afectados. 3. Vigilancia y cámaras de seguridad: Instalar cámaras de vigilancia en áreas propensas a pintadas ilegales puede ser una herramienta eficaz para identificar a los responsables y facilitar la aplicación de las sanciones correspondientes. 4. Campañas de concientización: Educar a la población sobre el impacto negativo de las pintadas ilegales y fomentar un sentido de respeto por la propiedad pública y privada puede ayudar a reducir estas prácticas. Es fundamental encontrar un equilibrio entre el respeto a la libertad de expresión y la preservación del patrimonio cultural y la belleza estética de la ciudad. Fomentar el arte urbano legal y regulado, en lugar de las pintadas ilegales, podría ser una solución para canalizar la creatividad y la expresión artística de manera positiva, en beneficio de la comunidad y el entorno urbano. En última instancia, todos tenemos la responsabilidad de contribuir a una ciudad más limpia y cuidada, donde el arte y la expresión puedan coexistir de manera armoniosa y respetuosa con el espacio público y la propiedad privada.