Le encanta el ppostureo a esta ppvoxera. Como no gobiernan, necesitan de algún modo colocar a algunos de la familia o amigos que se han quedado sin vivir de lo público.
Menos oficinas para meter a enchufados, y más dar licencias y construir vivienda pública!!!!
BufadaLo apoyo al cien por cien. Basta ya!
Par qué más oficinas y más milongas, ya que lo único que hacen es que a nosotros los contribuyentes nos cueste más dinero para matenerlas?.
Regalvaya! asi que los niños los trae la cigüeña de Paris.
Me lo expliquen como van a ir contra la Okupacion si esta practicamente legalizada. otro chiringuito mas a pagar para nada.
Contra la okupación y alquiler vacaional, policia y jueces... Para control de alquileres de casas y habitaciones, el IBAVI.... Esto es un chiringuito más para colocar al hijo-amigo-primo-cuñado, etc...propio o de alguien.
RegalSí, serán tan efectivas como la del español en madriz.
Si no cambia la ley me temo...
En ocasiones, la creación de nuevas oficinas o entidades públicas genera más dudas que soluciones. Aunque a menudo se presentan como un esfuerzo para abordar problemas específicos, como la gestión de derechos laborales o la protección de la propiedad, muchas de estas iniciativas dejan sin aclarar aspectos básicos: ¿cuál es su propósito real? ¿Qué objetivos concretos persiguen? ¿Quiénes estarán al frente y cómo garantizarán su transparencia? Y sobre todo, ¿cómo beneficiarán de manera tangible a las personas afectadas? Por ejemplo, si la nueva entidad fuera una oficina para proteger los derechos de los propietarios de viviendas ocupadas, la comunidad necesita claridad sobre su función: ¿darán apoyo legal? ¿ofrecerán asistencia económica para los costos de recuperación de la propiedad? ¿Estarán dispuestos a intervenir rápidamente? O, por otro lado, ¿se enfocarán exclusivamente en facilitar trámites y “mover papeles” sin comprometerse a una solución real para los propietarios afectados? Además, surge la pregunta de si este tipo de oficinas apoyará solo a ciertos grupos o individuos que cumplan ciertos criterios, dejando fuera a aquellos que no se ajusten a sus restricciones burocráticas. En el caso de los propietarios de viviendas ocupadas, ¿se beneficiarán todos, sin importar la ubicación o el valor de la propiedad, o solo algunos con conexiones específicas? Las limitaciones de alcance pueden convertir estas oficinas en servicios exclusivos para un grupo reducido, minando la confianza y dejando sin resolver los problemas de la mayoría. Otro aspecto relevante es la elección de quienes estarán a cargo de estas oficinas. La historia de algunas entidades públicas muestra que, en ocasiones, el criterio de selección está influenciado más por vínculos personales o favores políticos que por las competencias de los candidatos. Esta tendencia a llenar puestos con personas designadas “a dedo” puede comprometer tanto la eficiencia de la entidad como su propósito original. Si bien una oficina creada para gestionar temas de interés público podría parecer positiva en teoría, en la práctica, la utilidad de estos organismos depende de una gestión transparente, de personas preparadas y con compromiso auténtico. Sin estos factores, la creación de nuevas oficinas corre el riesgo de ser simplemente un recurso burocrático que beneficia a un reducido círculo de personas, sin aportar soluciones significativas a la problemática que debería abordar. En conclusión, antes de inaugurar una nueva oficina pública, es fundamental definir con claridad su propósito y garantizar que sus acciones se traduzcan en beneficios reales para la sociedad. De lo contrario, este tipo de iniciativas pueden ser percibidas como meros formalismos que poco aportan al bienestar colectivo y que, en última instancia, solo contribuyen al crecimiento de la burocracia sin resultados efectivos.