El violador, de 33 años, pasará hoy por la mañana a disposición judicial, en el juzgado de Instrucción número 6 de Inca. Su detención ha supuesto un auténtico alivio para muchas mujeres de Alcúdia que vivieron con auténtica psicosis la semana de estragos sexuales del obrero portugués. Se alojaba en un hotel del Port, solo, y no se relacionaba demasiado con sus compañeros. En el trabajo cumplía, nada más. Su siniestro 'pasatiempo' lo ponía en práctica al caer la noche, entre las once y las doce. Salía a la calle cenado y arreglado. Paseaba por las calles más oscuras y se apostaba, vigilante, cerca de hoteles y bares. Sabía que a esa hora muchas camareras acababan el turno y las seguía como un avezado cazador. Sigiloso y rápido las abordaba por la espalda y con inesperada violencia las arrastraba hasta algún solar cercano, que ya tenía controlado. Allí propinaba golpes y puñetazos a la víctima, hasta que la mujer dejaba de ofrecer resistencia. Ya tenía el camino expedito y también en la violación se empleaba con inusitada brutalidad.
La Policía Judicial de la Guardia Civil de Pollença se volcó en el caso y en un tiempo récord consiguió identificar al portugués. Fue detenido en su hotel, cuando se disponía a salir a la calle, presumiblemente en busca de una nueva presa. Incluso en el momento de su detención se mostró frío, como si esperara a los agentes.
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