TW
0

PEP MATAS-V. VASILEV
La venta de drogas en el poblado de Son Banya sigue a su ritmo normal. La misma noche del miércoles, el día que la Guardia Civil llevó a cabo la redada contra el clan de 'La Paca', los compradores acudieron en masa. Muchos de ellos comentaban que «venimos a comprar hoy porque con lo que ha salido en la radio y la televisión nos tememos que esto se pueda cerrar, y así cogemos provisiones para el fin de semana». Lo único que ha variado con respecto a fechas anteriores es que en todas las casas de las dos últimas filas del poblado las luces están apagadas. Lógico, son las casas de las más de 20 personas que han sido detenidas y, por lo tanto, no es que no esté el horno para bollos, es que los ocupantes de las viviendas están en los calabozos. Pero en otras casas, sobre todo situadas en las primeras filas del poblado, según se entra, las luces exteriores están encendidas, como señal de que el «súper» tiene las puertas abiertas. La noche del jueves la afluencia bajó un poco en relación a otras noches del mismo día. La madrugada del viernes al sábado el negocio continuó igual, aunque con matices. Nos acercamos al poblado y un consumidor busca un gramo de cocaína. Acude donde siempre y le envían a otro punto. El joven se recorre tres viviendas y al final consigue su gramo, al mismo precio de siempre y sin demasiados problemas. En las cercanías del poblado hay tres 'yonkis' tirados en la cuneta. Nos dicen si queremos comprar algo y les pedimos cómo está el «asunto». Contestan que bien, «no hay problemas. Si queréis cocaína o 'caballo' podemos ir a buscarlo, sólo tenéis que darnos el dinero y os lo traemos. La venta aquí no se acaba nunca, el que diga lo contrario no se entera de nada».