El montañero español Juanito Oiarzábal, que regresó el lunes del Annapurna, atiende a los periodistas con motivo del reconocimiento médico al que ha sido sometido. | Javier Cebollada

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El montañero español Juanito Oiarzábal, quien regresó la pasada noche del Annapurna (8.091 metros) donde falleció el mallorquín Tolo Calafat, se mostró ayer sorprendido de todo lo que se ha comentado al respecto de lo que sucedió tras hollar la cumbre y afirmó: «Me siento culpable, pero no sé de qué». «Me han dado palos por todos lados. Estoy sorprendido porque en ningún momento he acusado a nadie, aunque en el campo 4 comenté que la única persona que quizá podía hacer algo por salvar a Tolo Calafat eran los sherpas de Eun-Sun Oh», indicó.
«En el campo 4 si Carlos -Pauner- o yo hubiéramos tenido fuerzas para subir los 500 ó 600 metros a buscar a Tolo lo hubiéramos hecho», comentó. También señaló que ha hablado en varias ocasiones con la mujer del montañero mallorquín y dijo que se encuentra «totalmente hundida» y que lo que tienen que hacer es intentar darle ánimos. Reconoció que en determinados momentos le «pierde la boca», la manera de expresarse o de decir las cosas, pero que su intención «no era que nadie se sintiera mal».
Al respecto de la actuación de la coreana Eun-Sun Oh, a la que públicamente pidió «disculpas si la ofendí, que seguramente sí» cuando trataba de que pusiese a su disposición alguno de los «siete sherpas que tenía, de los que tres o cuatro eran de reserva y estaban en el campo 3», manifestó que ella habló con el jefe de sus sherpas para ver si estaban en disposición de ayudarles y no quisieron hacerlo y por eso lo intentó «ofreciendo dinero».
También puntualizó que su relación tanto con Carlos Pauner, Javier Pérez o Tolo Calafat es «profesional», pero en su opinión el mallorquín tenía «suficiente experiencia para saber tomar sus propias decisiones» aunque en ningún momento apreciaron que tuviese síntomas de encontrarse mal como para haberle hecho ver que debía darse la vuelta.