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Había ambiente de partido grande en las inmediaciones de Son Moix. Dos horas antes los vehículos asomaban por la zona de párking y los aficionados empezaban a tomar posiciones en el acceso de los equipos. Eso sólo suele ocurrir con tanta antelación cuando visitan el ONO Estadi el Barcelona y el Madrid.

El equipo blancó accedió al campo con todas sus estrellas, pero los primeros instantes quien brilló fue la estrella del ex presidente Miquel Dalmau. Fue el de ayer el primer 'clásico' entre Mallorca y Madrid sin la presencia del doctor en la grada cubierta de Son Moix. Con los jugadores abrazados en el centro del campo, los más de 19.000 espectadores que poblaban las gradas levantaban la vista, unos para mirar al cielo y otros para verle en una fotografía que se situó en los marcadores electrónicos. Sonriente, como casi siempre, feliz como cuando hablaba de su Mallorca, atento, como cuando un aficionado se le acercaba para cambiar impresiones. Así se recordó en un emotivo minuto de silencio a Miquel Dalmau. Un ramo de flores presidía el asiento que él solía ocupar, justo al lado del escudo del Mallorca. El ex presidente no estaba físicamente, pero sí en el recuerdo. Estaba y estará.
Tras el emotivo minuto de silencio, y antes de empezar el partido la grada se mostró dividida cuando escuchó el nombre de Ronaldo por los altavoces. Gritos y aplausos, pero sobre todo mucho ruido. Hubo mucho ruido en la grada, más de lo habitual en otros encuentros y es que la hinchada se metió de lleno en el partido desde el primer minuto. El gol anulado terminó de meter a los aficionados en un partido especial. Ayer el Mallorca era noticia a nivel nacional porque se trataba del último partido de la jornada y podía decidir si el Madrid seguía con opciones de luchar por el título o no.
Cientos de informadores acreditados y el palco sin ningún lugar vacío. Los dos presidentes, Tomeu Vidal y Florentino Pérez presidieron el encuentro. El empresario llegó media hora antes del encuentro y tras él la planta noble se fue poblando. De todos los invitados llamó especialmente la atención la presencia de que seguramente ha sido el mejor portero de la historia del club balear, el marroquí Zaki Badou, que llegó acompañado por Miquel Contestí, el presidente que le fichó. «Es un gran placer estar aquí», dijo el guardameta que posiblemente junto a Roa y al propio Aouate, han sido de los mejores arqueros que han defendido la portería del conjunto mallorquinista.
Ayer no se habló de la venta, ni de la crisis del club. Había ambiente de Champions y de partido muy grande. Uno de esos partidos que se juegan muy de vez en cuando y que ayer tuvo a muchas estrellas sobre el césped y también una en el cielo, la del presidente Miquel Dalmau.