Un momento de la procesión de la Trienal de Alcúdia. | S. Amengual

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La ciudad de Alcúdia vivió ayer por la mañana con mucha emoción la Fiesta Trienal del Sant Cristo, que congregó a cientos de alcudienses y personas venidas desde distintos pueblos de Mallorca. Se conmemoraba también el 503 aniversario del portento acaecido en 1507 cuando la imagen del crucificado apareció bañado en sangre y agua en la Cova de Sant Martí.
A las once de la mañana con la iglesia de San Jaime abarrotada de gente, y luciendo sus mejores galas acogió el oficio solemne que presidió el obispo de Mallorca, Jesús Murgui, y una veintena de sacerdotes, entre los que se encontraban el rector de la parroquia, Joan Oliver, y los hijos de Alcúdia Joan Darder (deán de la catedral), Felip Díez, Toni Vallespir, Tomeu Suau, Miquel Company y Mateu Amorós. Monseñor Murgui, consciente del gentío que asistía a misa de pie dentro y fuera del templo, tuvo el gesto de pronunciar su homilía, sentida y recordatoria, en apenas diez minutos de reloj, algo que se agradeció.
Al acto asistieron la presidenta del Consell de Mallorca, Francina Armengol; los consellers Antoni Alemany y Bel Oliver; el presidente del PP Balear, Joan Ramón Bauzá, y el presidente de UM, Josep Meliá, junto al los miembros del Consistorio y el alcalde, Miquel Llompart.
La comisión parroquial, que facilitó la labor de la prensa con acreditaciones, se encargó del buen desarrollo del acto en general, además de adornar de forma exquisita el altar mayor, en el que se encontraba el nuevo estandarte de la parroquia que ayer se estrenó, abriendo procesión.
Acabada la misa se inició el cortejo, encabezándolo los fieles participantes, contándose por centenares. Entre éstos destacó el antiquísimo estandarte de la ciudad, que portó un año más un miembro de la familia Amorós; un grupo de las religiosas Agustinas Hermanas del Amparo, y miembros de la cofradía Cristo de la Luz.
El discurrir por las calles completamente engalanadas con los tradicionales paperins, ramajes de pino y palmas se hizo de forma silenciosa y sin el sofoco de los calores sufridos en trienales anteriores. Tras los fieles desfilaron las promesas, numerosísimas éstas, que asistieron descalzas, brazos en cruz, y vestidas de negro riguroso.
Siguió la cofradía del Sant Crist (1582) que tuvo ayer de nuevo un especial protagonismo precediendo la venerada imagen. Salieron más de un centenar de sus efectivos entre costaleros y cofrades junto a su presidente, Pep Cladera, vistiendo el hábito penitencial -en esta época muy caluroso- aunque desprovistos del capirote.
La imagen del Cristo salió del templo ante una gran expectación, portado por el sacerdote Felip Díez, acompañado por los cofrades Juan Ventayol, Martín Cifre y la centenaria Francisca Aloy, que desfiló todo el trayecto junto a la imagen. Tras ellos monseñor Jesús Murgui y los representantes del clero.
Durante el trayecto los sacerdotes portadores de la imagen, hijos de la ciudad pues tienen este privilegio, fueron girando la imagen a los enfermos. Cerraron el cortejo miembros de la Policía Local de gala, miembros del Consistorio, autoridades invitadas y en el centro el alcalde Miquel Llompart, junto a Francina Armengol y Miquel Malondra.
La banda municipal de Alcúdia puso fin a una multitudinaria procesión que ayer entonó como única pieza la marcha fúnebre dedicada al Sant Cristo del fallecido maestro alcudiense Martín Bascuñana.