La nadadora de sincronizada mallorquina Marga Crespí posa para este diario en es Portitxol. | Julián Aguirre

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La natación sincronizada ha hallado en Mallorca a una estrella. Marga Crespí, a punto de cumplir 21 años -lo hará el domingo-, puede presumir de ser doble subcampeona europea y mundial, además de oro mundialista. Un currículo que desea engrosar en los Juegos de Londres, aunque la clasificación resulta compleja -España deberá luchar por una de las dos plazas vacantes-. Ahora, la deportista del Mediterránea, que se ha matriculado en Educación Primaria, descansa con los suyos y desconecta de la alta competición, a la que regresa en la Copa del Mundo de China.

-¿Qué le han reportado en lo personal estas dos medallas de plata en el Europeo?
-La gratitud del trabajo bien hecho, la complicidad del equipo y el demostrar que seguimos siendo una referencia tras el relevo generacional y sin Gemma Mengual. Pero queda trabajo, aunque vamos por el buen camino. Fue a la vez emotivo en el Combo, porque se lo dedicamos a la doctora Asunción Estruch, que falleció recientemente.

-¿Cómo es un día de Marga Crespí cuando descansa en Mallorca?
-El día perfecto lo pasaría entero en es Trenc, después cenaría un buen 'pa amb oli' y me iría a dar una vuelta con mis amigas. Se agradece estar tranquila unos días...
-¿Pisa mucho la piscina en casa?
-La verdad es que soy más playera que de piscina. Me gusta más la playa, y de Mallorca, si es posible. El resto del año ya paso muchas horas en la piscina entrenando y compitiendo.

-¿Cuál es su rincón preferido para perderse?
-S'Estanyol. Hemos veraneado allí muchos años y es un lugar especial.

-¿Qué es lo que más echa de menos en Barcelona?
-A la familia, más cuando no puede venir a las competiciones. Y a mis amigos, pero te habitúas a estar lejos de casa.

-La popularidad del equipo de sincronizada ha crecido pero, ¿ha notado que le reconocen por la calle o le paran más que antes?
-No me ha pasado. Los conocidos me felicitan, o lo hacen con mi familia. Todo el cariño es bien recibido.

-¿Espera que sus éxitos sirvan de estímulo para las más pequeñas de la casa?
-Ojalá, porque las niñas de mi club (Mediterránea) tienen problemas para encontrar una piscina, y es un milagro que sigan en marcha. Se debe apoyar a la base para que salgan más campeonas.